Las escasas precipitaciones y la condición hídrica de esta campaña hacen que la fecha de secado de los cultivos de servicios y el costo hídrico sobre el cultivo sucesor sean parámetros claves en el manejo de los mismos.

En esta etapa del año es necesario decidir el secado de los cultivos de servicios (CS). ¿Cuándo secar?¿Con qué método? ¿Qué costos hídricos para el cultivo sucesor se generan y cuál es el impacto sobre variables como la producción de materia seca del CS y el control de malezas? Algunas respuestas en esta nota.  

1- Costo hídrico para el cultivo sucesor

La decisión del momento de supresión del CS dependerá de las limitaciones hídricas de la campaña y de las fechas de siembra de los cultivos de verano en cada región.

En años secos, el reto está en producir buenos volúmenes de MS sin secar el perfil. En estos casos, la recomendación suele ser interrumpir el CS anticipadamente para evitar que llegue a las etapas reproductivas donde la extracción de agua es mayor. Para dar una idea de consumos: en un año seco un CS versus un barbecho consume unos 50-60 mm más que en años normales. Pero si se logran capturar algunas lluvias posteriores al secado, se puede recuperar fácilmente el perfil sin tener un impacto hídrico negativo en los cultivos de renta. 

Nicolás Pasman, ensayista para la Red de CS en la zona de Blaquier (Buenos Aires), testea CS de vicia, centeno, raigrás, mezclas de vicia y centeno, y de vicia + centeno + nabo. En cuanto a la acumulación de MS y el costo hídrico sobre el sucesor, evaluó cómo impacta sobre estas variables el secado químico en dos momentos: septiembre, previo a antesis, y octubre, a los 6 meses de implantado. 

Con la supresión tardía se pudo lograr el objetivo de acumulación de MS, aunque los CS tuvieron un mayor consumo de agua. El secado temprano (antes del período reproductivo del CS), si bien no alcanzó los volúmenes deseados de cobertura, tuvo menor costo hídrico para la soja sucesora . Esto se ve en los mayores rindes de las sojas que siguieron a los CS secados en septiembre.

Desde Marcos Juárez, Ramón García hace principalmente CS de vicia y centeno, basados en dos planteos: los lotes con napa llevan una rotación trigo-soja-maíz, donde el CS es posterior a la soja de 2da y antecesor del maíz de 1ra; y lotes sin napa donde la rotación es trigo-soja-maíz-soja de 1ra, y el CS va sobre el rastrojo de maíz que luego pasa a soja de 1ra. 

“En años normales y húmedos el problema de los lotes con napa es que llegan a la siembra de maíz saturados de agua y no es posible implantar el cultivo. Acá es donde los CS llegan con el objetivo de deprimir la altura de la napa y llegar a la primavera con un perfil receptivo para la siembra de gruesa”, explica García.

2- Conocer las especies

A la hora de decidir el secado hay que conocer bien las especies que componen una mezcla, y más aún cuando se opta por secados químicos. Es necesario seleccionar aquellas que compartan un ciclo de crecimiento similar para que la aplicación del herbicida sea efectiva. En el caso de las gramíneas es fundamental hacer el secado en antesis y nunca esperar a que semillen: luego de la floración el consumo de agua crece exponencialmente y las semillas pueden generar un banco en los lotes para convertirse en un problema.

3- Objetivos buscados y acumulación de materia seca

El momento de secado dependerá también de los objetivos para los que fue pensado el CS y el volumen de MS/ha que se necesita acumular para lograrlos. Gonzalo Robledo, ensayista de la Red de CS en Tucumán, explica: “el 75% de las precipitaciones en la zona ocurren de octubre a abril. Para la recarga del perfil no queda otra que esperar a las lluvias de septiembre”. 

“Así, elegir el momento óptimo de secado no impacta tanto sobre la disponibilidad de agua como sobre la acumulación de materia seca (MS) del CS. En estas latitudes este es el principal objetivo y todo un desafío, ya que no suelen superarse los 3.000 kg/ha”. Robledo incursiona en CS de vicia y centeno, solas o en mezcla con rabanito forrajero, así como garbanzo con doble propósito. 

En el caso del control de malezas, y pensando en zona Núcleo, se necesitan CS de 6 o 7 toneladas de MS/ha. Si además se propone lograr la fijación de N, con un CS de leguminosa para una gramínea posterior tenemos que hablar de más de 7 toneladas. 

Un aspecto importante para lograr estos y otros objetivos es la fecha de siembra (FS) del CS. Cuanto antes se entra al lote, el crecimiento se puede interrumpir más tempranamente, por eso lo ideal es empezar a sembrar a mediados de marzo para lograr buenos volúmenes de MS a mediados de agosto. El atraso en la FS implica prolongar el cultivo hasta septiembre, donde las posibilidades de recupero de agua empiezan a decrecer. 

En línea con el control de malezas, los CS logran disminuir las dosis de herbicidas y la cantidad de aplicaciones, entrando al lote sólo con los herbicidas pre-emergentes y con un menor tamaño de maleza, además de reducir la carga química del lote y disminuir el banco de semillas con el uso continuado de CS. “En un planteo con CS, por ejemplo en un lote que sale de maíz y pasa a soja, se aplica un pre-emergente para el maíz, y no se vuelve a entrar con herbicidas hasta septiembre. Así, pasan 11 meses donde tenés un control biológico total de malezas a través del cultivo de renta y del CS, siempre y cuando sea un lote bien manejado”, cierra García.

La Red de Cultivos de Servicios Aapresid-BASF genera información regional para optimizar el manejo de esta herramienta clave de los sistemas de producción. En las próximas semanas la Red publicará su Informe anual con los resultados de ensayos en todo el país sobre comportamiento de especies y mezclas, fechas de siembra, impacto en el control de malezas, disponibilidad de agua entre otras variables.

Fuente: Aapresid