En proteína, el NOA obtuvo un 38% y aventajó en casi dos puntos al resto del país. El mayor contenido de aceite se registró en el centro de Santa Fe, con 24,7%. Para el estudio se relevaron más de 540 muestras
El relevamiento indicó que el contenido más elevado de proteína está en el NOA, con un 38%, mientras que el promedio en el resto del país fue de 36,6%.
“Conocer el porcentaje de proteína, del aceite y el Profat -contenido de grasa y proteína combinados- es de gran relevancia para el complejo agroindustrial y, particularmente, la composición de aminoácidos es de interés debido a la importancia que tienen la harina de soja en la alimentación animal”, señalaron desde el INTA.
Este subrproducto tiene un gran peso específico en las exportaciones. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las exportaciones de harina de soja en el primer semestre de 2024 aumentaron un 46% interanual, a partir de una mejora en los niveles de producción sojera.
PRIMER MAPA DE CALIDAD DE LA SOJA
Para su elaboración, se estudiaron muestras de soja provenientes de campos de productores de todo el país y se analizó su calidad.
Con estos datos, se generó el mapa de calidad de soja de la Argentina, una herramienta de gran valor para posicionar y respaldar a la harina de zona en los mercados internacionales.
Para el muestreo, se analizaron más de 540 muestras y en las 35 que pertenecen al NOA se observaron diferencias significativas en el contenido de proteínas y aceite. Para el estudio se delimitaron ocho zonas productoras, de las cuales el NOA lideró en contenido promedio de proteína y Profat.
En paralelo, la región de Santa Fe centro fue la que mostró mayor contenido de aceite, con un valor de 24,7 %. En este rubro, el promedio nacional fue de 23 %.
Oscar Tamayo, especialista del INTA Salta, enumeró cuales son algunos de los factores que afectan la calidad nutricional y el contenido de proteína en soja. Entre otros, mención el genotipo del cultivo, temperaturas y régimen hídrico.
“Se están analizando más de mil muestras de la última campaña nacional y se está profundizando en el análisis de calidad del grano en función del ambiente, variedad y prácticas agronómicas”, agregó.
UN MAPA DETALLADO
Todos los años, en el marco de la Red Nacional de Evaluación de Cultivares de Soja (RECSO) del INTA, se realizan muestreos en los ensayos en la zona núcleo a nivel de acopios, para relevar la calidad de soja cosechada.
Pero más allá de esta Red, desde el INTA remarcaron que no existían antecedentes de un muestreo nacional directamente en campos de productores. Con estos datos sobre calidad, se cuenta con información elaborada en el país acerca de la calidad de los granos de soja en las diferentes zonas productoras.
“Esto contribuirá a mejorar el agregado de valor y la competitividad de los granos y sus derivados en los mercados internacionales”, puntualizaron desde el INTA.
Además, adelantaron que en base a estos resultados, oficializó la creación de la Red de calidad de granos y sus derivados de cereales y oleaginosas, que cada año pondrá a disposición los resultados de los relevamientos.
Especialistas proponen diversas fechas de siembra, según cada zona productiva y el destino del grano para esta campaña 2024/2025 con el fin de evitar daños por Dalbulus maidis. Afirman que el monitoreo de la chicharrita se consolidó como una herramienta complementaria para guiar las decisiones de manejo y sobre cuándo sembrar.
En el contexto del achaparramiento del maíz, el monitoreo de la chicharrita (Dalbulus maidis) es una herramienta complementaria para guiar las decisiones de manejo en la región maicera. Por esto, y gracias a la conformación de una red de entomólogos y extensionistas dedicada a registrar -en sitios de monitoreo georreferenciados- el número de individuos que se encuentran en los lotes, y en base al análisis de condiciones ambientales típicas de diferentes zonas, especialistas del INTA analizan la tendencia de cambio de la densidad poblacional de la chicharrita y brindan recomendaciones sobre la siembra para la próxima campaña. Se trata de una propuesta de ventanas de fechas de siembra con base en un esquema de cuatro grandes zonas en todo el país.
“A más de un mes de la implementación del Sistema de monitoreo otoño-invernal en la región maicera, los datos actuales muestran una marcada disminución en la abundancia de chicharritas”, subrayó Eduardo Trumper –coordinador del Programa Nacional de Protección Vegetal del INTA– y agregó: “Este descenso se atribuye a la ausencia de maíz guacho y a las frecuentes en intensas heladas, fenómeno que se intensifica hacia el sur”.
En el marco de la problemática del achaparramiento del maíz, los investigadores del INTA aseguran que es muy importante sostener el monitoreo de Dalbulus maidis en cada región maicera para confirmar, en primer lugar, el descenso substancial de la población y, en segundo término, para vigilar su evolución principalmente en el norte del país.
“Si bien hoy no podemos asegurar que la chicharrita haya desaparecido, en amplias zonas, especialmente en las provincias de Buenos Aires y La Pampa y en el sur de Córdoba y Santa Fe, sí podemos decir que hemos dejado muy atrás la situación de alto riesgo por elevada abundancia de chicharritas locales” que se había alcanzado durante el verano, sostuvo Trumper.
En relación con las recomendaciones, Trumper explicó que –para el análisis– se dividió a la zona maicera en cuatro grandes regiones y, a partir de eso, la Mesa Técnica Nacional del INTA elaboró una propuesta de fechas de siembra para la próxima campaña. “El documento propone una estrategia basada en el vacío sanitario, que consiste en monitorear plantas voluntarias de maíz, controlarlas cuando ya no hay perspectivas de heladas y su permanencia compromete el vacío sanitario, y ajustar la fecha de siembra del cultivo”, indicó Trumper.
En la zona 1 (norte del país hasta el norte del litoral, pasando por el Chaco semiárido a húmedo, incluyendo todo el norte de Santa Fe) se recomienda concentrar las siembras entre el 25 de diciembre y el 15 de enero. Para la zona 2 (noroeste de Córdoba-sudoeste de Santiago, el norte de San Luis y Villa Dolores, y en la zona de los Altos, Catamarca, todos ambientes Chaqueños meridionales) también se recomiendan siembras entre fin de noviembre y fin de diciembre, buscando la mayor concentración posible. “Estas ventanas se ajustan a distintas ofertas ambientales, especialmente disponibilidad de agua para la siembra, y están orientadas a reducir, dentro de las restricciones ambientales características de cada zona, la exposición del estado vegetativo del cultivo a los picos poblacionales de la chicharrita”, señaló Trumper.
En la zona 3 (incluye el centro-sur de Córdoba y Santa Fe, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires) “la necesidad local de grano de maíz cosechado temprano, o de silo, limita el vacío sanitario completo, por lo que se sugiere concentrar las siembras tempranas en septiembre para equilibrar el riesgo y la demanda, con una atención especial a la siembra escalonada, ya que demorarse a octubre expondría el cultivo a mayor presión del insecto y favorecería también su crecimiento poblacional”, indicó Trumper.
En el esquema, los límites geográficos para las recomendaciones propuestas, especialmente los lindantes con la zona 3 en el centro de la región productora, se pueden desplazar. “Aunque –según Trumper – no se ha definido qué constituye una alta o baja densidad de la población invernante, se recomienda poner el foco en los datos regionales proporcionados por las redes de monitoreo y las interpretaciones correspondientes por parte de especialistas”.
No existen puntos de referencia específicos, como umbrales económicos o de acción, para contrastar los niveles de abundancia. “El monitoreo no busca definir si se debe aplicar una medida de control, sino verificar en qué medida la población de chicharritas disminuye en invierno, en concordancia con la hipótesis de que la baja temperatura y la ausencia de alimento, como el maíz guacho, afectan su supervivencia y por consiguiente su abundancia”, expresó el especialista del INTA y agregó que “el seguimiento continuo es crucial para confirmar la disminución de la población de chicharritas y para ajustar las estrategias de manejo en función de su evolución en diferentes regiones”.
Según el monitoreo realizado por el equipo del INTA (con los datos actualizados al 28 de agosto), la densidad relativa de la población de chicharrita fue extremadamente baja o nula en todos los sitios monitoreados en el extremo sur de la región maicera. Hilario Ascasubi, Bordenave y Balcarce, en el sur de la provincia de Buenos Aires, mostraron desde principios de junio en adelante, valores nulos o muy bajos. Durante agosto, incluso en localidades del Norte argentino, las densidades han resultado considerablemente bajas.
De acuerdo con Trumper, “esas ventanas permiten adaptar la siembra a distinta oferta ambiental en secano, al comienzo en los mejores ambientes de recarga hídrica, dejando para el final aquellos con las condiciones menos favorables y cultivos de segunda”, a lo que agregó: “Aunque muchos de los productores que riegan usan al maíz como segundo cultivo y la ventana de siembra es compatible con esos planteos, sería conveniente acordar en la región, que bajo riego no se realicen siembras tempranas”.
En otoño hubo buena recarga de los perfiles hacia el este y, si bien hoy las lluvias son necesarias, las siembras tempranas podrían lograr buenos rendimientos y estar, a la vez, expuestas a una mínima presión de achaparramiento”, sugirió el especialista.
En esta línea, Trumper aclaró que “antes de la implementación del sistema de monitoreo otoño-invernal, sólo se podía esperar que se cumpliera la acción de las bajas temperaturas y especialmente la ausencia de alimento, el maíz guacho. Hoy, ya se dispone de datos concretos que lo confirman”.
Es importante señalar que en relación al monitoreo de la chicharrita, los informes que se generaron en el marco de la red nacional de trampas cromáticas adhesivas (consorcio público-privado liderado por MAIZAR https://www.maizar.org.ar/seccion.php?id=39), “en líneas generales, son coincidentes con los análisis que emergen del estudio de la dinámica temporal del vector que el INTA publica regularmente en el micrositio de achaparramiento del maíz (https://www.argentina.gob.ar/achaparramiento-del-maiz-0)”, señaló Trumper.
El país tiene una huella de carbono un 61% inferior al promedio mundial. Especialistas mostraron resultados sobre la temática en el último Congreso Internacional del Maíz, al tiempo que señalaron como es posible seguir mejorando y beneficiando a las producciones de valor agregado
Bajo el título “Huella de carbono: medalla de oro argentina”, se llevó adelante en el marco del Congreso un panel con diferentes profesionales, que expusieron resultados alentadores sobre el tema para el país.
Con Matías Mensa como moderador, disertaron Pablo Leguizamón, ingeniero industrial y líder de operaciones comerciales de carbono de Bayer; Rodolfo Bongiovani, investigador de INTA; Leticia Tuninetti, ingeniera industrial especialista en ingeniería ambiental de INTI; y Sabine Papendieck, Licenciada en ciencias políticas, coordinadora general del PACN (Programa Argentino de Carbono Neutro).
Rodolfo Bongiovani comenzó por analizar los datos brindados por RETA, que contempla 16 zonas productoras con niveles tecnológicos bajo, promedio y alto, desde el sur de la Provincia de Buenos Aires hasta el norte: “Hoy registramos 0,178 kilos de dióxido de carbono equivalente. El maíz tiene fotosíntesis y secuestra carbono, sí, pero hay cuestiones vinculadas al suelo y al clima que no permiten que su huella de carbono sea cero”.
A ello agregó: “Los factores son, en un 35% la fertilización nitrogenada y en un 23% la producción de fertilizantes. Además, hay un 20% de residuos de cosecha, un 11% de combustibles labores, un 9% de producción de herbicidas y un 2% de producción de semillas. El punto crítico a trabajar es el de los fertilizantes y hay alternativas”.
Para contextualizar, el investigador de INTA contrastó los datos argentinos con los de otros países. Según información brindada por Nemecek, autor líder de bases de datos vinculadas a la materia, Argentina tiene una huella de carbono un 61% inferior al promedio mundial. En detalle, un 52% menor a la de China y Tailandia; un 66% inferior a la de España; un 27% por debajo de Canadá y Estados Unidos; y también un 52% debajo de la de Brasil.
Por su parte, Leticia Turinetti profundizó en cómo un maíz con baja huella de carbono influye positivamente en la producción de carne bovina: “Es trascendental por el tipo de alimentación, el engorde del animal, su peso y la calidad de faena”.
La especialista en ingeniería ambiental de INTI brindó datos estadísticos para enmarcar la buena posición argentina. “CEPA analizó el impacto ambiental en un kilo de carne de pollo. La huella de carbono fue de 1,50 kilos de huella de carbono por cada kilo de pollo. En la comparación, tendríamos otra medalla de oro. En Reino Unido es 6,6; en Italia es 5,5 y en Irán es 5,3, por ejemplo”, argumentó.
Herramientas para reducir emisiones Sabine Papendieck, como coordinadora general del Programa Argentino de Carbono Neutro, explicó que en Argentina los productos se producen de una manera diferente a cómo se hace en otros países. “Es por eso que necesitamos estrategias personalizadas, pensadas estratégicamente. Buscamos generar herramientas amables y de fácil uso”, indicó.
La licenciada en ciencias políticas agregó una mirada optimista: “Tenemos mesas sectoriales: maíz y sorgo, lácteos, porcinos, oleaginosa, entre otras. Las empresas hacen el esfuerzo al solicitar las herramientas, probarlas y, juntos, mejorarlas. Reducir el impacto ambiental es el objetivo y las compañías están dispuestas a trabajar en eso”.
Pablo Leguizamón es líder de operaciones comerciales de carbono de Bayer y resaltó cuáles son las estrategias que la firma lleva adelante para afrontar sus tres desafíos principales: producir más con menos, restaurar la naturaleza y escalar la agricultura regenerativa.
El ingeniero industrial destacó que “PRO Carbono es una iniciativa de Bayer para trabajar junto al productor en un sistema más sustentable y rentable. La sequía, la chicharrita y otras adversidades nos plantean desafíos para seguir en el camino de la reducción de emisiones”.
Finalmente, el representante de Bayer señaló que “El PRO Carbono es una solución para abordar los desafíos de la cadena de suministro hacia la descarbonización. En el paso a paso desde el productor hasta la industria, se puede mejorar cada proceso. Se reconoce también el esfuerzo de los productores que miden su huella de carbono y adoptan una agricultura sustentable relacionada con la preservación de áreas nativas”.
Una planta parasitaria que afecta el desarrollo del cultivo de girasol se detectó por primera vez en América, más precisamente en Bolivia. Desde el Senasa iniciaron acciones para prevenir su ingreso al país. Alertan por su fácil dispersión.
Desde el Senasa se iniciaron las pertinentes acciones de prevención para evitar el ingreso al territorio argentino de la maleza Orobanche cumana, que recientemente se detectó en plantas de girasol en Bolivia y que, por su fácil dispersión, podría ingresar al país si no se tienen los cuidados apropiados.
Según explicó Melisa Nedilskyj, del área protección vegetal del organismo, “esta maleza es la primera vez que se presenta en América y es de tipo parasitante, ya que no produce fotosíntesis, y afecta específicamente al girasol”.
Desde el organismo sanitario informaron que tanto desde el ámbito público como desde el privado se están aunando esfuerzos, con el objetivo de definir estrategias articuladas para trazar una red de vigilancia para la detección temprana y control de la plaga, en caso de una eventual incursión de la misma.
“La principal vía de dispersión es su semilla, contaminando al girasol o los elementos que se utilizan en su producción”, precisó Nedilskyj.
Orobanche cumana es una planta parásita que se alimenta a expensas del agua y los nutrientes que extrae del girasol, provocando que éste detenga su crecimiento, pudiendo incluso provocar su muerte.
Sus diminutas semillas pueden dispersarse por el viento, agua, animales o el hombre e incluso pueden adherirse a la superficie de maquinarias, herramientas y vestimentas, por lo que representa un gran riesgo para la producción de girasol.
En Argentina Orobanche es considerada una plaga ausente, de importancia cuarentenaria, por lo que puede causar daños económicos muy importantes. Es por ello que el organismo sanitario establece requisitos fitosanitarios específicos para el ingreso de semillas de países donde está presente.
¿Cómo identificarla? “Se puede identificar a campo con monitoreo visual, ya que se aprecian sobre la base de la planta, como una especie de espárrago», señaló Mario De Gracia, especialista del Senasa. Indicó además que “ante la ausencia de estos espárragos visibles, se pueden descalzar las plantas de girasol y observar sus raíces, para ver si está infestado las mismas”.
Evolución del cultivo en Argentina Datos reportados sobre la actual campaña 2024/25 por parte de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indican que el progreso intersemanal de la siembra fue de 3 p.p. y ya cubre el 5,2% de las 1,85 MHa proyectadas. Además, se registra una demora respecto al promedio histórico de siembra de -10,6 puntos porcentuales.
Datos sobre la Orobanche cumana Entre los más relevantes se destacan que mide aproximadamente entre 40 y 60 cm. Su tallo se parece a un espárrago que brota en la base de las plantas de girasol y florece al mismo tiempo que dicho cultivo.
Desde el Senasa vaticinaron por la necesidad de que los productores compren semillas certificadas por el Inase, lo que “resulta vital para evitar la dispersión de semillas afectadas por esta maleza”.
Se está registrando un retraso en las refertilizaciones con nitrógeno en este cultivo, lo que generaría una caída en los rindes y en la calidad del trigo pan. Desde Fertilizar resaltan la importancia de este nutriente en el cereal.
Desde Fertilizar Asociación Civil alertan sobre un retraso en la aplicación de fertilizantes nitrogenados para refertilización en trigo, situación que afectaría tanto el rendimiento como la calidad del cultivo, ya que el nitrógeno es esencial para el desarrollo óptimo del cereal. La falta de una adecuada refertilización de nitrógeno podría llevar a problemas similares a los experimentados en 2015, cuando gran parte del trigo producido en la región agrícola argentina no cumplió con los estándares de calidad requerida por el mercado, registrando un contenido promedio de proteínas del orden del 9,5% (base 13,5%H).
Según se han conocido los datos sobre los despachos de fertilizantes nitrogenados informados hasta fines de julio, estos deberían haber sido mayores como suelen ser habitualmente en esta época. «Vemos con preocupación la demora de la aplicación de nitrógeno en trigo en estadio de macollaje y esto puede frustrar bastante las expectativas de rendimientos y calidad esperados», apuntó el presidente de Fertilizar AC, Roberto Rotondaro.
En este escenario, el directivo aseguró que la plasticidad del cultivo permite entrar en macollaje a refertilizar y poder ajustar la oferta de nitrógeno y así cubrir los requerimientos del cultivo para asegurar rendimiento y calidad.
Hoy, por la baja disponibilidad del nitrógeno que se observa, estamos desaprovechando una oportunidad para construir el rendimiento y la calidad adecuada en el cereal”, agregó Esteban Ciarlo, responsable técnico de la entidad, “especialmente si se consolida el nivel de humedad del suelo al que están aportando las precipitaciones de estos días en diferentes regiones productivas y donde la aplicación del nutriente debe anticiparse para que las lluvias puedan incorporarlo.”
Una adecuada nutrición de trigo debe contemplar 28 kilogramos de nitrógeno para producir 1.000 kilos de grano con un porcentaje básico de proteínas (11%). Si bien las recomendaciones pueden variar según factores como el tipo de suelo, las condiciones climáticas y las prácticas de manejo agronómico, en promedio puede aplicarse entre el 60 y el 70% de la dosis nitrogenada al momento del macollaje y así alcanzar los rendimientos esperados y con mayores eficiencias.
La deficiencia de nitrógeno no hace buenas “migas” con el trigo El trigo es uno de los cultivos más importantes a nivel mundial, por su expansión geográfica, volumen de producción e impacto en la economía. La relevancia del cultivo radica en el valor alimentario que poseen sus granos, siendo la harina el principal producto generado. El trigo pan (Triticum aestivum L.) es la especie de trigo más cultivada en Argentina y globalmente.
El nuevo Gobierno Nacional acaba de aprobar durante el mes de julio 19 productos fitosanitarios para el tratamiento del achaparramiento del maíz, que sumados a los ya autorizados por la nueva administración nacional alcanzan los 22. También hay otros dos productos en evaluación.
La nueva administración que rige la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación ya autorizó 22 productos fitosanitarios para el tratamiento del achaparramiento del maíz y tiene más en etapa de evaluación.
La tarea ejecutada por el Senasa desde el mes de abril se lleva adelante conjuntamente entre el el Comité de Crisis y la Mesa Técnica conformada con el sector privado para enfrentar el tratamiento de esta plaga.
El trabajo mancomunado entre el sector público y privado ha permitido la rápida evaluación de distintos productos para el tratamiento de la “chicharrita” en maíz, maíz dulce y maíz pisingallo.
Cabe destacar que, más allá del avance en farmacología, es importante que en los distintos estadíos productivos del cultivo del maíz se sigan las recomendaciones elaboradas por la mesa técnica interdisciplinaria.
Entre las recomendaciones se encuentra el control del maíz espontáneo en lotes propios y monitorear con lotes vecinos; la elección de híbridos de mejor comportamiento a la plaga; realizar tratamientos de semillas para proteger los estadíos iniciales; y, en la medida de lo posible, acortar la ventana de siembra de manera sincronizada a nivel zonal.
Entre las principales empresas que ya han formulado y presentado nuevos fitosanitarios se encuentran Bayer, Syngenta, Basf, Sumitomo, Corteva y Nitrasoil, entre otras, que se pondrán encontrar en el siguientelistado de productos fitosanitarios aprobados por el Senasa en julio.