El Gabinete Productivo del espacio interprovincial acordó solicitar que la región colabore en la definición de los nuevos términos de licitación de vía navegable, esencial para la exportación de la producción .
También se abordaron temas como biocombustibles, recomposición de minerales en el agro y la eliminación de las retenciones.
El Gabinete Productivo de la Región Centro se reunió en la localidad cordobesa de Leones, donde delineó estrategias para el desarrollo regional con foco en infraestructura, logística y competitividad.
Durante el encuentro, los representantes de las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos acordaron solicitar formalmente al Gobierno Nacional la participación de la Región Centro en el proceso de definición de los nuevos términos de licitación de la Hidrovía Paraná-Paraguay, tras la decisión del Estado argentino de anular el anterior llamado.
En el Gabinete Productivo participan ministros y secretarios de Producción de las tres provincias, junto a representantes del sector empresarial y la Mesa Ejecutiva del ente regional.
En una carta que será dirigida a la Agencia Nacional de Puertos y Navegación, se enfatiza la importancia de que Córdoba tenga representación allí, dado que una parte significativa de su producción se comercializa a través de estos puertos.
Córdoba desempeña un papel fundamental en la economía productiva del país, siendo una de las principales provincias exportadoras de productos agroindustriales.
En este sentido, garantizar una logística eficiente y una infraestructura moderna es esencial para potenciar su competitividad en los mercados nacionales e internacionales.
La reunión se concretó en el marco de la Fiesta Nacional del Trigo que se lleva a cabo en la localidad cordobesa.
El compromiso de las tres provincias para fortalecer el trabajo articulado
La Provincia también reafirmó su compromiso con la defensa de los intereses del sector productivo local y su participación activa en la toma de decisiones que afectan la actividad económica de la región.
“La logística y la infraestructura son claves para el crecimiento productivo. No podemos quedar al margen de un proceso que impactará directamente en la competitividad de nuestras economías regionales”, manifestaron los firmantes del documento.
Además, durante la reunión se discutieron otros temas de relevancia como la promoción de biocombustibles, la recomposición de minerales extraídos en la actividad agrícola y la necesidad de eliminar las retenciones al sector agropecuario.
En este sentido, se reiteró el pedido de reducir las retenciones del campo a cero, con el objetivo de mejorar la competitividad de los productores y estimular el desarrollo de las economías regionales.
La jornada concluyó con la ratificación del compromiso de las tres provincias de fortalecer el trabajo articulado con el sector privado para consolidar a la Región Centro como un pilar del desarrollo productivo del país.
Por la provincia de Córdoba estuvieron presentes el Ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, Pedro Dellarossa; el Ministro de Bioagroindustria, Sergio Busso; el Secretario de Industria, José Ignacio Tovo; y el Secretario de Agricultura y Recursos Naturales, Marcos Blanda.
Por Entre Ríos participó el Ministro de Desarrollo Económico, Guillermo Bernaudo, y el Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Raúl Alberto Bocho.
Por Santa Fe, asistieron el Ministro de Desarrollo Productivo, Gustavo Puccini, y el Secretario de Agricultura y Ganadería, Ignacio Mantaras.
Cada uno de los 19 consorcios de la Regional 18 recibió $50 millones para la compra de maquinaria vial.
El ministro de Bioagroindustria, Sergio Busso, encabezó la entrega de $950 millones en subsidios destinados al reequipamiento de los consorcios camineros del departamento Unión. El acto se llevó a cabo en la localidad de Canals, donde cada consorcio recibió $50 millones para la adquisición de nuevas maquinarias.
Estos fondos permitirán la compra de 28 equipos viales, entre ellos:
○11 camiones/tractores
○11 niveladoras
○3 palas
○3 maquinarias menores
El ministro Busso destacó: “Estamos cumpliendo el compromiso asumido por el gobernador Martín Llaryora el 5 de octubre en Oliva, en el marco del Día del Camino, de entregar un subsidio de $50 millones a cada uno de los más de 280 consorcios camineros de la provincia para renovar su equipamiento”.
Los 19 consorcios camineros de la Regional 18 que recibieron subsidios son:
Guatimozín
Colonia Italiana
Canals
Alejo Ledesma
Laborde
Arias
Pueblo Italiano
Pascanas
Monte Maíz
Wenceslao Escalante
Isla Verde
Viamonte
Benjamín Gould
La Cesira
Corral de Bustos
Colonia Bismarck
Cavanagh
Colonia Bremen
Dos Colonias
Esta acción forma parte del programa de Pavimentación, Mejoramiento, Conservación, Sistematización y Optimización de Caminos Rurales, y representa la mayor inversión de equipamiento vial en los últimos 15 años.
«Los consorcios camineros son parte de un sistema descentralizado donde la Provincia aporta recursos que recauda con el impuesto inmobiliario rural, que es el único tributo que pagan nuestros productores. A diferencia de otras provincias, en Córdoba estos fondos se reinvierten casi en su totalidad tanto en infraestructura como en seguridad rural a través del Fondo de Desarrollo Agropecuario”, dijo Busso.
Y agregó: “Este modelo de trabajo, construido con el esfuerzo del sector público y privado, es clave para lograr mejorar los 55.000 km de caminos rurales y garantizar una infraestructura productiva única en el país. Es un modelo que debemos defender para fortalecer el desarrollo agropecuario».
Acompañaron al ministro Busso, los intendentes de Canals y La Cesira, Edgar Bruno y Guillermo Legorburu; los legisladores Miguel Siciliano, Victoria Busso y Abraham Galo; el director general de Infraestructura Agropecuaria, Franco Mugnaini; Juan Jose Fabbri, presidente de la Asociación de Consorcios Camineros y el titular de la Regional Nº18, Jorge Marcelo Corsico, entre otros.
Un total de 124 productores que validaron buenas prácticas agropecuarias recibieron los aportes del programa. Las entregas se realizaron en las localidades de Leones y Canals.
El ministro de Bioagroindustria, Sergio Busso, entregó aportes correspondientes al programa “Buenas Prácticas Agropecuarias” (BPAs) por un total de $35.098.120 a 124 productores de los departamentos Marcos Juárez y Unión.
La primera instancia se dio en el marco de la Fiesta Nacional del Trigo que se realizó en la ciudad de Leones, donde fueron 102 hombres y mujeres de campo que recibieron un total de $29.532.000. Al día siguiente, en la localidad de Canals, se otorgaron aportes por un total de $5.566.120 a 22 productores que validaron Buenas Prácticas Agropecuarias.
«Este programa tiene un incentivo económico, pero sobre todo tiene un reconocimiento por parte de ustedes al colocar el cartel en sus tranqueras, el cual refleja que allí hay un productor que hace bien las cosas en el campo», destacó Busso.
Y agregó: “Estamos aquí para apoyar a quienes trabajan de manera sostenible. Hace mucho tiempo que venimos defendiendo al campo, porque si no lo hacemos, no estamos defendiendo la razón de ser de Córdoba”.
El programa de Buenas Prácticas Agropecuarias nació hace 8 años con el objetivo de reconocer a los cordobeses que producen de manera responsable y sostenible.
En las entregas estuvieron presentes el ministro de Cooperativas y Mutuales, Gustavo Brandán; los legisladores provinciales Miguel Siciliano, Julieta Rinaldi, Victoria Busso y Abraham Galo; los intendentes de Canals y La Cesira, Edgar Bruno y Guillermo Legorburu; el presidente de la Asociación de Consorcios Camineros, Juan José Fabbri; el presidente de la Regional Nº18, Jorge Marcelo Corsico; el secretario de Agricultura y Recursos Naturales, Marcos Blanda; el subsecretario de Biodesarrollo e Innovación Agropecuaria, Germán Font; el director de Fortalecimiento Productivo, Santiago Dellarossa; y el director de Infraestructura Agropecuaria, Franco Mugnaini.
Un reciente informe del Centro de Investigación del Ciclo Económico (Cicec), integrado por las Bolsas de Comercio de Rosario y Santa Fe, analizó la evolución de la economía argentina en 2024 tras la última recesión, destacando los sectores que se recuperaron, los que siguen en crisis y las proyecciones para 2025
Tras la recesión que se extendió entre junio de 2022 y marzo de 2024, la economía argentina mostró señales de recuperación, aunque de manera desigual. Según un informe del Centro de Investigación del Ciclo Económico (Cicec), integrado por las Bolsas de Comercio de Rosario y Santa Fe, el 2024 cerró con nueve meses consecutivos de crecimiento, pero con sectores que aún no lograron reponerse del impacto de la crisis previa.Entre los sectores ganadores de 2024, la producción agrícola fue uno de los motores de la recuperación, impulsada por una mejora en las condiciones climáticas y la recomposición de la cosecha tras la sequía de años anteriores. También el empleo en el sector privado mostró una evolución positiva, con un aumento del 2,2%. La industria automotriz registró un repunte en la segunda mitad del año, beneficiada por medidas de incentivo a la producción y el consumo.>> Ver informe completo:“La recesión junio 2022/marzo 2024 en el contexto del ciclo económico argentino”Por el contrario, los sectores que afrontaron más dificultades en 2024 fueron la construcción, que acumuló una contracción del 35,9% debido a la caída de la obra pública, y el comercio minorista, afectado por la pérdida de poder adquisitivo de la población. La recaudación fiscal también tuvo un año complicado, con una caída real del 18,3% en términos reales.En comparación con crisis previas, el informe señala que la última recesión tuvo una duración superior al promedio de 19 meses y una caída de actividad del 8,3%, similar a la media histórica. Por otro lado, la velocidad de la caída de la última recesión fue menor que en otras recesiones, con una variación anualizada del -4,5%, por debajo del promedio de -5,3% registrado en crisis anteriores.El informe destaca, asimismo, que de las últimas fases expansivas, este ha sido el mejor comienzo desde 2009, con un crecimiento acumulado del 4,9% en los primeros nueve meses de recuperación.De cara a 2025, el desempeño de la economía dependerá de la consolidación del crecimiento en sectores clave como la industria y la construcción, así como del impacto de nuevas políticas económicas. Aunque el inicio de la recuperación ha sido sólido, será fundamental sostener la expansión y generar condiciones para un crecimiento estable en el mediano plazo.
En los últimos años, el uso de drones en la aplicación de fitosanitarios ha crecido significativamente. Su tecnología ha evolucionado al punto de ser considerados una alternativa viable en ciertos escenarios, como cultivos de difícil acceso o áreas pequeñas donde la aplicación con aviones o pulverizadores terrestres no es práctica. Pero surge una pregunta clave: ¿El drone se comporta más como una pulverización aérea o terrestre?
La respuesta no es tan simple y depende de múltiples factores, principalmente de cómo se calibra y opera. Para entender mejor su desempeño, hay que analizar aspectos como la altura de vuelo, la velocidad, la deriva, la cobertura y la distribución del producto.
Altura de vuelo y velocidad, factores determinantes
Una de las principales diferencias entre un drone y un pulverizador terrestre es la altura de trabajo. Mientras que un pulverizador terrestre aplica el producto a centímetros del objetivo (generalmente entre 50 cm y 1 metro), los drones pueden operar a alturas más variables, desde 2 metros hasta más de 4 metros sobre el cultivo, manteniendo uniformidad en la aplicación.
Este rango los acerca más a la pulverización aérea tradicional, donde los aviones trabajan entre 2 y 3 metros sobre el objetivo. Sin embargo, a diferencia de un avión, el drone puede ajustar su altura y velocidad con mucha precisión, lo que le permite adaptarse a diferentes condiciones y objetivos de aplicación.
Efecto del flujo de aire: el impacto del downwash
Los drones tienen otra particularidad que los diferencia de aviones y pulverizadores terrestres que es el flujo de aire descendente generado por sus hélices, conocido como downwash. Este flujo puede mejorar la penetración en el follaje y la uniformidad de la aplicación, pero también puede generar turbulencias que alteran la distribución de las gotas.
En comparación, los aviones también generan un flujo de aire descendente (wake turbulence), pero éste se distribuye en un área mayor y a velocidades más altas. En cambio, los pulverizadores terrestres dependen del tamaño de la gota y la carga de las boquillas para mejorar la penetración, sin un flujo de aire significativo.
Cobertura y distribución del producto
Los drones trabajan con volúmenes bajos a muy bajos, generalmente entre 5 y 20 L/ha, lo que los acerca más a una aplicación aérea. La cobertura depende del tamaño de la gota y del downwash. Mientras que las pulverizadores terrestres, aunque históricamente trabajaban con mayores volúmenes, en Argentina hoy en día es común ver aplicaciones con 20-30 L/ha, logrando muy buena calidad y penetración con boquillas adecuadas. Con respecto a los aviones aeroaplicadores trabajan con volúmenes de entre 5 y 20 L/ha, dependiendo del objetivo de la aplicación y las condiciones del cultivo. Este rango los ubica en la misma categoría de volúmenes bajos que los drones, con la diferencia de que operan a velocidades y anchos de trabajo mucho mayores.
“En la práctica, si un drone está bien calibrado y operado, puede lograr coberturas y eficiencias similares a una pulverización aérea de precisión, con un mayor control en zonas pequeñas”, sostuvo Juan Molina, socio de Grupo APC.
¿Cómo calibrar un drone para optimizar la aplicación?
En este sentido, Molina explicó que “para lograr una aplicación eficiente, es fundamental considerar la altura de vuelo” y señaló que hay que ajustar según el objetivo de aplicación, manteniéndose dentro de un rango óptimo para maximizar la cobertura sin aumentar la deriva. Otro de los temas es el tamaño de gota ya que es importante utilizar boquillas adecuadas para el tipo de aplicación, evitando gotas extremadamente finas que puedan perderse en la deriva. A su vez, para optimizar la aplicación es vital ajustar la velocidad para mantener una deposición uniforme. Por su parte, haciendo referencia a las condiciones climáticas, si bien los drones pueden operar con algo de viento, es clave tener en cuenta la dirección y velocidad del mismo para definir estrategias de aplicación. Por último, es esencial ajustar correctamente el ancho de trabajo y la superposición de pasadas para evitar zonas sin cobertura o sobredosificación.
Es más parecido a un avión o a un terrestre
Si bien los drones comparten características con ambos sistemas, su comportamiento está más cerca de la pulverización aérea en términos de volumen aplicado, tamaño de gota y riesgo de deriva. Sin embargo, su capacidad de operar a baja velocidad, con altura variable y control preciso, les permite adaptarse a situaciones donde un avión no sería viable.
El gran desafío para que los drones sean una herramienta efectiva en la protección de cultivos es su calibración y uso adecuado. Como cualquier otro equipo de aplicación, su eficacia depende de una correcta configuración, condiciones climáticas favorables y un operador capacitado.
En definitiva, los drones representan una nueva categoría dentro de la pulverización, combinando lo mejor de la aplicación aérea y terrestre, pero con particularidades que requieren un enfoque técnico específico.