En establecimiento con base pastoril esperan una caída de hasta 5% en la producción, mientras que las perspectivas mejoran en el caso de los sistemas estabulados.
Tras un primer trimestre del año con números productivos y comerciales que no despegan, la actividad lechera enfrenta un escenario complejo a nivel local y en mercados externos.
De acuerdo a un relevamiento efectuado por el CREA, las adversidades climáticas del pasado verano tendrán un impacto productivo durante los próximos meses. En el primer trimestre del año, la producción de leche a nivel nacional fue de 2.581 millones de litros, un retroceso de 0,2% en comparación al mismo período del año pasado.
En este contexto -y por primera vez en seis años- las expectativas de los productores para el período marzo-julio son negativas y esperan que la productividad de los tambos caiga un 0,5%. Al proyectar el 2023, la entidad calculó un retroceso de casi 5% en el volumen producido a nivel nacional.
Las expectativas varían de acuerdo al tipo de establecimiento. Por un lado, las empresas con sistemas más pastoriles anticiparon un recorte, por variaciones en las dietas y venta de animales. En este segmento, se verifica el impacto del clima y esperan una caída de 5% en el volumen de producción.
En tanto, las empresas con sistemas de encierre esperan que el confort animal mejore su productividad en un 3% y además planean crecer en rodeo.
LA EVOLUCIÓN DE LOS PRECIOS
Entre enero y marzo, el precio recibido por los productores presentó -salvo excepciones puntuales- un retraso frente a la inflación. Si bien hubo un ajuste en la cotización de la leche fluida en octubre del año pasado, no logró acompañar la suba de todos los precios de la economía. .
“Lo contrario ocurre con el queso cremoso, que cambia su tendencia y acompaña a la inflación”, explicaron desde CREA. En paralelo, otros lácteos aún no logran recomponer parcialmente sus valores .
Este retraso en el precios de los productos lácteos desde diciembre apuntalan las ventas al público en los comercios, según consideraron en el informe. En en último mes del año pasado crecieron un 3% interanual y en enero un 6,7%.
EXPORTACIONES
A nivel internacional, persiste desde marzo del año pasado una tendencia a la baja en el valor de la leche en polvo. Durante 2023, este producto cotiza en U$S 3.200 la tonelada, pero las posiciones futuras de los próximos 4 meses se negocian con valores cercanos a U$S 3.000.
Durante todo el año pasado, se registraron algunos cambios en los destinos de las exportaciones argentinas. En el caso de Rusia, hubo una abrupta caída a partir del conflicto bélico, que se mantiene hasta nuestros días.
Por el lado de Argelia, mantuvo su condición de destino estrella de Argentina hasta mayo 2022, momento en que Brasil incrementó las compras dada la reducción del impuesto a la importación de lácteos, que estará vigente hasta diciembre de 2023.
A partir de una salida anticipada de la hacienda por efectos de la seca, los feedlots elevaron sus niveles de encierre. En paralelo, se percibe una mejora en sus números de rentabilidad en los dos últimos meses, de acuerdo a un trabajo elaborado por Juan Manuel Garzón, de la Fundación Ieral.
Como base, el análisis midió la cantidad de maíz que se puede comprar con la venta de un novillito,, una vez descontado el costo de la invernada. En enero de 2023, la ecuación arrojaba unos 1.443 kilos de maíz, un poder de compra que era un 40% menor al promedio de los últimos 13 años.
Por su parte, entre febrero y comienzos de abril, la venta de un novillito permitió comprar 2.165 kilos de maíz. Este volumen fue un 50% superior en comparación al primer mes del año.
“La situación mejoró considerablemente, pero debe advertirse que queda una brecha todavía del 10% respecto al poder de compra promedio del período 2010/2022, la brecha que era del 40% se redujo al 10%”, explicó Garzón.
En este caso, consideró que la mejora se explica más por el cambio de precios relativos de categoría de animales, que por el mayor poder de compra de la hacienda en términos de maíz.
SUBA EN EL PRECIO DE LA HACIENDA
Por su parte, con la suba de precios de hacienda de febrero y marzo y cierta estabilización en el precio del maíz, el poder de compra de la hacienda en términos del cereal mostró una mejoría.
En enero, se compraban 7,4 kilos del cereal por cada kilo de novillito vendido, relación que pasó a ser de 9,3 en el mes de marzo, un 26% más. “Esta suba también ha contribuido a la mejora de la situación económica del engordador”, sostuvo.
Más allá de este panorama, advirtió que el nivel actual de este indicador está todavía bastante por debajo de su media reciente, unos 12,3 kilos de promedio en el período 2010-2022. “Y mucho más lejos aún de los que fuesen sus mejores años, 14,9 kilos en 2014 y 19,4 kilos en 2015”, agregó.
Para que este efecto favorable se extienda, Garzón remarcó que será fundamental que los precios de la hacienda, en particular de sus categorías de mayor edad y kilaje, se mantengan firmes a futuro. “Para que esta condición se cumpla, es clave la evolución que muestre la demanda, tanto interna como externa”, sostuvo.
Y agregó: “Un riesgo macroeconómico muy latente con potencial de daño sobre la actividad del engorde y la ganadería en general es un salto en el tipo de cambio oficial, que incremente los costos de producción, en particular los de sanidad y alimentación”.