
Con la mirada puesta en el mercado interno, el Gobierno volvió a prorrogar las exportaciones de trigo
A finales del año pasado, la prórroga sobre la exportación de trigo había dividido a la Mesa de Enlace. Ahora, el Gobierno volvió a extender el plazo para los exportadores.
Cuando iniciaba el mes de noviembre de 2022 la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación tomó una decisión excepcional para el mercado del trigo: prorrogó el permiso para que los exportadores pudieran diferir durante un año los embarques del cereal, sin afrontar multas.
En aquella oportunidad su puesta en funcionamiento había generado discrepancias puertas adentro de la Mesa de Enlace.
La Sociedad Rural Argentina (SRA) salió a criticar la decisión, mientras que Confederación Intercooperativa Agropecuaria Argentina (Coninagro) le dio el visto bueno a la prórroga que estiraba los tiempos por 360 días para los embarques comprendidos entre el 1 de diciembre de 2022 y el 28 de febrero de 2023.
Juan José Bahillo, secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca.
Y ahora, con los efectos de la sequía aún a cuestas, el Gobierno volvió a tomar la misma medida y publicó este miércoles en el Boletín Oficial una nueva resolución que faculta a los agroexportadores para hacer lo mismo con los embarques que tengan fecha desde el 1 de diciembre de 2022 y el 31 de julio de este año.
LAS RAZONES DE LA DECISIÓN
“En el Informe Técnico producido por el área interviniente de la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios se han brindado las razones por las cuales se justifica la medida propiciada, con el fin de prevenir y evitar el desabastecimiento en el mercado interno”, expone la resolución 140 de este miércoles, que lleva la firma del secretario de Agricultura Juan José Bahillo.
Además, la resolución faculta a la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios a otorgar también una “prórroga excepcional” de hasta seis meses “para aquellas Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) de trigo pan que no sean alcanzadas por el presente artículo”.
UNA DECISIÓN QUE HABÍA MARCADO DIFERENCIAS
“Vamos a estar alertas ante las conductas abusivas de la industria molinera y exportadora”, habían sido las palabras de Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina, cuando se había dado la primera prórroga.
Con su mirada puesta en el precio que recibía el productor por aquel entonces, el dirigente también había sostenido que “el Estado debería garantizar a los productores la misma posibilidad que le está dando a los exportadores”.
“Puede derivar en una demanda cartelizada del mercado”, puntualizó Pino por esos días.
Desde otra de las entidades que componen a la Mesa de Enlace sin embargo habían matizado esos dichos. Desde Coninagro le habían señalado a Infocampo que dicha medida era “oportuna” y que iba “en sintonía con lo que venimos gestionando con los distintos actores en base a los reclamos e inquietudes que nos trasladan los productores”.
“Permitirá que estos embarques puedan hacerse con lo producido en la próxima campaña, y de esta manera no generar complicaciones en los mercados. Esto supone un alivio para los productores y para el sector exportador”, había sido la mirada de los cooperativistas.
A partir de una salida anticipada de la hacienda por efectos de la seca, los feedlots elevaron sus niveles de encierre. En paralelo, se percibe una mejora en sus números de rentabilidad en los dos últimos meses, de acuerdo a un trabajo elaborado por Juan Manuel Garzón, de la Fundación Ieral.
Como base, el análisis midió la cantidad de maíz que se puede comprar con la venta de un novillito,, una vez descontado el costo de la invernada. En enero de 2023, la ecuación arrojaba unos 1.443 kilos de maíz, un poder de compra que era un 40% menor al promedio de los últimos 13 años.
Por su parte, entre febrero y comienzos de abril, la venta de un novillito permitió comprar 2.165 kilos de maíz. Este volumen fue un 50% superior en comparación al primer mes del año.
“La situación mejoró considerablemente, pero debe advertirse que queda una brecha todavía del 10% respecto al poder de compra promedio del período 2010/2022, la brecha que era del 40% se redujo al 10%”, explicó Garzón.
En este caso, consideró que la mejora se explica más por el cambio de precios relativos de categoría de animales, que por el mayor poder de compra de la hacienda en términos de maíz.
SUBA EN EL PRECIO DE LA HACIENDA
Por su parte, con la suba de precios de hacienda de febrero y marzo y cierta estabilización en el precio del maíz, el poder de compra de la hacienda en términos del cereal mostró una mejoría.
En enero, se compraban 7,4 kilos del cereal por cada kilo de novillito vendido, relación que pasó a ser de 9,3 en el mes de marzo, un 26% más. “Esta suba también ha contribuido a la mejora de la situación económica del engordador”, sostuvo.
Más allá de este panorama, advirtió que el nivel actual de este indicador está todavía bastante por debajo de su media reciente, unos 12,3 kilos de promedio en el período 2010-2022. “Y mucho más lejos aún de los que fuesen sus mejores años, 14,9 kilos en 2014 y 19,4 kilos en 2015”, agregó.
Para que este efecto favorable se extienda, Garzón remarcó que será fundamental que los precios de la hacienda, en particular de sus categorías de mayor edad y kilaje, se mantengan firmes a futuro. “Para que esta condición se cumpla, es clave la evolución que muestre la demanda, tanto interna como externa”, sostuvo.
Y agregó: “Un riesgo macroeconómico muy latente con potencial de daño sobre la actividad del engorde y la ganadería en general es un salto en el tipo de cambio oficial, que incremente los costos de producción, en particular los de sanidad y alimentación”.