El acuerdo se centra en incidencia política y normativa de alto nivel para acelerar la reducción de la brecha de género en el acceso a los recursos productivos; y la cobertura rural de los servicios de cuidados, salud sexual y reproductiva y violencia basada en género.
Las mujeres rurales enfrentan múltiples obstáculos para tener independencia y estabilidad económica. En las crisis, las mujeres rurales se ven más afectadas por el escaso acceso a recursos, servicios e información; la pesada carga de tareas domésticas y de cuidados no remuneradas, así como normas sociales tradicionales discriminatorias.
A nivel mundial, las mujeres rurales representan un tercio de la población y el 43% de la mano de obra agrícola. Según la FAO, más del 20% del empleo agrícola en América Latina y el Caribe corresponde a mujeres.
En América Latina, las mujeres dedican el triple del tiempo al trabajo doméstico y los cuidados no remunerados en comparación al tiempo que le dedican los hombres. Además, existe una brecha importante entre las mujeres en áreas urbanas y rurales, pues estas últimas dedican de 3 a 10 horas más que las de zonas urbanas.
El plan de acción propuesto por estas tres agencias del Sistema de Naciones Unidas se estructura en torno a dos áreas: la incidencia política y normativa de alto nivel para la aceleración de la reducción de la brecha de género en el acceso a los recursos productivos (tierra, agua, pesca) para el logro de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2 (Hambre Cero) y el 5 (Igualdad de género y empoderamiento de las mujeres).
La segunda prioridad impulsar la cobertura rural de los servicios de cuidados, salud sexual y reproductiva y violencia basada en género en la región y la producción de datos e información sobre las mujeres rurales en el marco de los sistemas agroalimentarios, incorporando datos sobre su autonomía física, económica y de toma de decisiones.
El trabajo conjunto será desarrollado con un enfoque interseccional, priorizando pueblos indígenas y afrodescendientes, factores etarios y de movilidad humana, así como la movilización de recursos necesaria para hacer factibles las acciones conjuntas en los territorios y comunidades.
“La colaboración entre la FAO, ONU Mujeres y UNFPA contribuirá a enfrentar desigualdades de género y la inseguridad alimentaria y nutricional, complementando acciones que apoyen los procesos de empoderamiento de las mujeres rurales de América Latina y el Caribe. Trabajaremos juntos para reducir las brechas de género en el acceso a recursos productivos, mejorar la autonomía económica y la resiliencia climática de las mujeres; y lograr sistemas agroalimentarios más sostenibles e inclusivos en toda la región”, señaló el subdirector general y representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin.
“Este plan de acción con FAO y UNFPA se alinea con la estrategia regional de ONU Mujeres, para lograr la autonomía económica y el acceso a sistemas de cuidados integrales para las mujeres rurales en América Latina y el Caribe. Para ONU Mujeres es muy importante que todos los esfuerzos de los gobiernos de la región por la reducción de la pobreza, la desigualdad y el hambre, así como políticas productivas, agroalimentarias y medioambientales incorporen la perspectiva de género y aborden las discriminaciones que enfrentan particularmente las mujeres rurales, indígenas, afrodescendientes y en situación de movilidad”, dijo Cecilia Alemany, Directora Regional Adjunta de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.
“Garantizar las autonomías de las mujeres rurales es una tarea prioritaria e impostergable, y es una tarea que definitivamente, debemos hacer de manera conjunta. Esta firma de acuerdo contribuye y da sentido a acciones ya previas, es muy importante fortalecer a nivel regional este tipo de colaboración. Las situaciones y problemáticas con las cuales trabajamos son complejas, ya que reflejan múltiples dimensiones por lo tanto requieren de esfuerzos colectivos. Todos los sistemas alimentarios sostenibles tienen una profunda raigambre en el día a día de las familias y en especial de las mujeres en el sentido que temas como mortalidad materna ha tenido retrocesos en la región, volviendo a situaciones básicas donde las mujeres se mueren de parto o post parto, lo que tiene mucha relación con la situación nutricional de las mujeres”, argumentó Susana Sottoli, Directora Regional del UNFPA para América Latina y el Caribe.