El impacto de la reducción del Impuesto PAIS y cómo afecta a la agroindustria

El impacto de la reducción del Impuesto PAIS y cómo afecta a la agroindustria

La baja del impuesto PAIS representa el 74% de lo recaudado en derechos de exportación en los primeros siete meses del año, según estima un reporte de la BCCBA. Insumos como fertilizantes e implementos necesarios para la fabricación de maquinaria agrícola, serían algunos de los rubros del sector más beneficiados con esta medida.

 

El primer día hábil de septiembre el Gobierno Nacional disminuirá el Impuesto PAIS en 10 puntos porcentuales, ubicándose en 7,5%. Según un reporte elaborado por la Bolsa de Cereales de Córdoba, este tributo significó el 6% de la recaudación total en los primeros 7 meses del 2024.

La reducción de este impuesto equivale al 74% de lo recaudado por derechos de exportación durante los primeros siete meses de 2024.

A partir del 2 de septiembre, el Gobierno Nacional efectuará una baja en la alícuota del impuesto PAÍS del 17,5 % al 7,5%, mismo valor en el cual se ubicaba al momento de asumir la gestión del Presidente Javier Milei, momento en el cual el aumento de este tributo fue una de las medidas de urgencias tomadas por el nuevo Gobierno para equilibrar las cuentas públicas.

Dicho impuesto fue creado por la Ley 27.541, al comienzo de la gestión de Alberto Fernández, por cinco periodos fiscales, la cual concluye en diciembre del corriente año.

La excepción a este recorte es que no se aplicaría para los pagos con tarjeta de crédito y débito en moneda extranjera, con el objetivo de no incentivar al consumo en divisas por turismo o compras en el extranjero. El objetivo final de la reducción, seguido por la eliminación de este impuesto, es la disminución en los costos de producción para quienes utilizan insumos importados, acompañado por una mejora en la competitividad.

Por parte del Gobierno Nacional no se negocia el superávit fiscal, por lo tanto, la reducción en el Impuesto PAIS se compensaría con la restitución de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias, sumado a la recaudación de impuestos por el blanqueo fiscal. Esta medida generaría un efecto en las importaciones, reduciendo el tipo de cambio que pasaría de $1.115 a $1.020.

Según los informes de recaudación tributaria publicado por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), en los primeros siete meses del corriente año, se ha recaudado en concepto de Impuesto PAIS un total de $4.3 billones. Por lo que, este impuesto representó el 6% de la recaudación total de lo que va del 2024, ubicándose por encima de la recaudación por derechos de exportación ($3.3 billones, equivalente al 5%), de importación (3%), de bienes personales (1%) y otros impuestos (4%).

La recaudación del Impuesto PAIS en el mes de julio del corriente año aumentó 94% en términos reales, con respecto al mismo mes del 2023. Sin embargo, si comparamos los primeros siete meses, la recaudación en términos reales se incrementó 265%.

No obstante, si la alícuota durante el 2024 no hubiese sufrido cambios (7,5%), la recaudación para estos meses se podría haber ubicado en $1.9 billones aproximadamente. La baja del impuesto PAIS representa el 74% de lo recaudado en derechos de exportación en los primeros siete meses del año. Lo cual podría plantearse de la siguiente manera: de mantenerse el impuesto PAIS en el 17,5%, se podrían haber bajado los derechos de exportación en un 74% para igual efecto en la recaudación tributaria.

Por el lado de los fertilizantes, la baja en el tributo podría implicar una modificación en el precio, principalmente en los nitrogenados y fosfatados, los cuales explican el 56% y 37% respectivamente cada uno en el consumo agropecuario. Del total que se consumió para el año pasado, el 38% fue absorbido por la producción nacional, mientras que, el 62% fue rápido.

Por su parte, el impacto en la maquinaria agrícola provendría por el lado de la reducción de costos en los insumos importados, que harían disminuir los costos para las empresas productoras nacionales que son demandantes de materias primas extranjeras. Así mismo, esto obligaría a mejorar la competencia de dichas empresas frente a la oferta proveniente del resto del mundo.

La cadena agroindustrial es una de las principales actividades económicas de Argentina, generando empleos e ingresos a lo largo y ancho del territorio nacional. Además, aporta el 65% de las exportaciones. Es importante destacar que la agroindustria demanda menos insumos importados para su funcionamiento que otros sectores, por lo que es una generadora neta de divisas. Por lo que, si bien esta medida es sumamente positiva y tiende a normalizar el comercio exterior, queda pendiente la eliminación de los derechos de exportación, ya que son uno de los principales obstáculos para el crecimiento de esta cadena.

Afirman que la producción de maquinaria agrícola autopropulsada cayó un 50%

Afirman que la producción de maquinaria agrícola autopropulsada cayó un 50%

Las fábricas advierten una importante caída en la actividad productiva de maquinaria agrícola autopropulsada. “El acumulado de los primeros 6 meses del año arrojó una caída del 20% en los patentamientos de cosechadoras respecto de 2023, y del 30% en el de tractores”, señalaron desde AFAT.

 

Las empresas socias de AFAT (Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y otros equipamientos agrícolas e industriales) señalan que están ante una caída en la producción del 50% en promedio respecto del año pasado. Esta retracción se debe principalmente a la caída en las ventas de maquinaria agrícola.

“El acumulado de los primeros 6 meses del año arrojó una caída del 20% en los patentamientos de cosechadoras respecto de 2023, y del 30% en el de tractores. Con estos valores creemos que es poco probable que se pueda recuperar la totalidad del mercado en lo que resta del año; por lo tanto, estimamos que vamos a estar, en promedio, entre un 25% y un 30% por debajo de lo que fue el año anterior”, aseguró Sergio Fernández, presidente de la Asociación.

Para contextualizar la gravedad que representan estas cifras debemos recordar que si comparamos las ventas con las de un año promedio histórico en el mercado de maquinaria (1.000 a 1.200 cosechadoras, 7.000 a 8.000 tractores, y 800 a 900 pulverizadoras), estamos más por debajo aún.

Esta retracción del mercado impacta directamente en el funcionamiento de las plantas industriales, que tienen una capacidad de producción instalada muy superior a la demanda local. Por ej, los patentamientos de cosechadoras representan el 13% de la capacidad de producción de las empresas socias de AFAT, los de tractores un 33%, y los patentamientos de pulverizadoras alcanzan el 59% del potencial de estas empresas.

“Entre las consecuencias de esta preocupante situación se encuentran la reprogramación de procesos productivos, la reducción de horas de trabajo, la suspensión de personal y/o no renovación de contratos temporales, como así también desvinculaciones”, alertó Fernández.

En el otro extremo de la cadena la luz de alarma se enciende si tenemos en cuenta la antigüedad del parque de maquinaria, que raya la obsolescencia, con un 70-80% de tractores de más de 15 años y un 70-80% de cosechadoras de más de 10 años. Renovar ese parque e incorporarle toda la tecnología disponible a nivel global es una necesidad para un país cuyos ingresos de dividas dependen en un 60-70% del sector agroindustrial. Como sabemos, la antigüedad de los equipos produce una disminución de la productividad, sobrecostos en la fertilización y pulverización, desperdicios en la siembra y la cosecha, y menores eficiencias en general. Sólo por dar algunos ejemplos, se puede utilizar un 30% menos de semillas con siembra variable o corte por sección; en aplicaciones se produce un ahorro del 70% gracias a la inteligencia artificial. Y en la cosecha, entre un 15 y un 20% menos de pérdidas.

“Argentina tiene un potencial productivo enorme, suficiente para alimentar a 400 millones de personas, productores y contratistas que están entre los más innovadores de la región, técnicos y profesionales capacitados, pero no contamos con las condiciones necesarias para continuar el camino del crecimiento y desarrollo productivo. Desde AFAT resaltamos siempre la necesidad de contar con un marco de previsibilidad político-económica, financiamiento acorde al volumen del sector, y con tasas competitivas, y también la revisión de la carga fiscal, hoy agobiante. De nuestra parte renovamos día a día el compromiso de continuar trabajando para el crecimiento del país”, resumió Sergio Fernández.

¿En que fechas recomienda INTA sembrar maíz esta campaña?

¿En que fechas recomienda INTA sembrar maíz esta campaña?

Especialistas proponen diversas fechas de siembra, según cada zona productiva y el destino del grano para esta campaña 2024/2025 con el fin de evitar daños por Dalbulus maidis. Afirman que el monitoreo de la chicharrita se consolidó como una herramienta complementaria para guiar las decisiones de manejo y sobre cuándo sembrar.

 

En el contexto del achaparramiento del maíz, el monitoreo de la chicharrita (Dalbulus maidis) es una herramienta complementaria para guiar las decisiones de manejo en la región maicera. Por esto, y gracias a la conformación de una red de entomólogos y extensionistas dedicada a registrar -en sitios de monitoreo georreferenciados- el número de individuos que se encuentran en los lotes, y en base al análisis de condiciones ambientales típicas de diferentes zonas, especialistas del INTA analizan la tendencia de cambio de la densidad poblacional de la chicharrita y brindan recomendaciones sobre la siembra para la próxima campaña. Se trata de una propuesta de ventanas de fechas de siembra con base en un esquema de cuatro grandes zonas en todo el país.

“A más de un mes de la implementación del Sistema de monitoreo otoño-invernal en la región maicera, los datos actuales muestran una marcada disminución en la abundancia de chicharritas”, subrayó Eduardo Trumper –coordinador del Programa Nacional de Protección Vegetal del INTA– y agregó: “Este descenso se atribuye a la ausencia de maíz guacho y a las frecuentes en intensas heladas, fenómeno que se intensifica hacia el sur”.

En el marco de la problemática del achaparramiento del maíz, los investigadores del INTA aseguran que es muy importante sostener el monitoreo de Dalbulus maidis en cada región maicera para confirmar, en primer lugar, el descenso substancial de la población y, en segundo término, para vigilar su evolución principalmente en el norte del país.

“Si bien hoy no podemos asegurar que la chicharrita haya desaparecido, en amplias zonas, especialmente en las provincias de Buenos Aires y La Pampa y en el sur de Córdoba y Santa Fe, sí podemos decir que hemos dejado muy atrás la situación de alto riesgo por elevada abundancia de chicharritas locales” que se había alcanzado durante el verano, sostuvo Trumper.

En relación con las recomendaciones, Trumper explicó que –para el análisis– se dividió a la zona maicera en cuatro grandes regiones y, a partir de eso, la Mesa Técnica Nacional del INTA elaboró una propuesta de fechas de siembra para la próxima campaña. “El documento propone una estrategia basada en el vacío sanitario, que consiste en monitorear plantas voluntarias de maíz, controlarlas cuando ya no hay perspectivas de heladas y su permanencia compromete el vacío sanitario, y ajustar la fecha de siembra del cultivo”, indicó Trumper.

En la zona 1 (norte del país hasta el norte del litoral, pasando por el Chaco semiárido a húmedo, incluyendo todo el norte de Santa Fe) se recomienda concentrar las siembras entre el 25 de diciembre y el 15 de enero. Para la zona 2 (noroeste de Córdoba-sudoeste de Santiago, el norte de San Luis y Villa Dolores, y en la zona de los Altos, Catamarca, todos ambientes Chaqueños meridionales) también se recomiendan siembras entre fin de noviembre y fin de diciembre, buscando la mayor concentración posible. “Estas ventanas se ajustan a distintas ofertas ambientales, especialmente disponibilidad de agua para la siembra, y están orientadas a reducir, dentro de las restricciones ambientales características de cada zona, la exposición del estado vegetativo del cultivo a los picos poblacionales de la chicharrita”, señaló Trumper.

En la zona 3 (incluye el centro-sur de Córdoba y Santa Fe, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires) “la necesidad local de grano de maíz cosechado temprano, o de silo, limita el vacío sanitario completo, por lo que se sugiere concentrar las siembras tempranas en septiembre para equilibrar el riesgo y la demanda, con una atención especial a la siembra escalonada, ya que demorarse a octubre expondría el cultivo a mayor presión del insecto y favorecería también su crecimiento poblacional”, indicó Trumper.

En el esquema, los límites geográficos para las recomendaciones propuestas, especialmente los lindantes con la zona 3 en el centro de la región productora, se pueden desplazar. “Aunque –según Trumper – no se ha definido qué constituye una alta o baja densidad de la población invernante, se recomienda poner el foco en los datos regionales proporcionados por las redes de monitoreo y las interpretaciones correspondientes por parte de especialistas”.

No existen puntos de referencia específicos, como umbrales económicos o de acción, para contrastar los niveles de abundancia. “El monitoreo no busca definir si se debe aplicar una medida de control, sino verificar en qué medida la población de chicharritas disminuye en invierno, en concordancia con la hipótesis de que la baja temperatura y la ausencia de alimento, como el maíz guacho, afectan su supervivencia y por consiguiente su abundancia”, expresó el especialista del INTA y agregó que “el seguimiento continuo es crucial para confirmar la disminución de la población de chicharritas y para ajustar las estrategias de manejo en función de su evolución en diferentes regiones”.

Según el monitoreo realizado por el equipo del INTA (con los datos actualizados al 28 de agosto), la densidad relativa de la población de chicharrita fue extremadamente baja o nula en todos los sitios monitoreados en el extremo sur de la región maicera. Hilario Ascasubi, Bordenave y Balcarce, en el sur de la provincia de Buenos Aires, mostraron desde principios de junio en adelante, valores nulos o muy bajos. Durante agosto, incluso en localidades del Norte argentino, las densidades han resultado considerablemente bajas.

De acuerdo con Trumper, “esas ventanas permiten adaptar la siembra a distinta oferta ambiental en secano, al comienzo en los mejores ambientes de recarga hídrica, dejando para el final aquellos con las condiciones menos favorables y cultivos de segunda”, a lo que agregó: “Aunque muchos de los productores que riegan usan al maíz como segundo cultivo y la ventana de siembra es compatible con esos planteos, sería conveniente acordar en la región, que bajo riego no se realicen siembras tempranas”.

Se ha consolidado una fuerte campaña de concientización para control de maíz guacho para la presente campaña

En otoño hubo buena recarga de los perfiles hacia el este y, si bien hoy las lluvias son necesarias, las siembras tempranas podrían lograr buenos rendimientos y estar, a la vez, expuestas a una mínima presión de achaparramiento”, sugirió el especialista.

En esta línea, Trumper aclaró que “antes de la implementación del sistema de monitoreo otoño-invernal, sólo se podía esperar que se cumpliera la acción de las bajas temperaturas y especialmente la ausencia de alimento, el maíz guacho. Hoy, ya se dispone de datos concretos que lo confirman”.

Es importante señalar que en relación al monitoreo de la chicharrita, los informes que se generaron en el marco de la red nacional de trampas cromáticas adhesivas (consorcio público-privado liderado por MAIZAR https://www.maizar.org.ar/seccion.php?id=39), “en líneas generales, son coincidentes con los análisis que emergen del estudio de la dinámica temporal del vector que el INTA publica regularmente en el micrositio de achaparramiento del maíz (https://www.argentina.gob.ar/achaparramiento-del-maiz-0)”, señaló Trumper.

Destacan los resultados en medición de huella de carbono para diferentes producciones en Argentina

Destacan los resultados en medición de huella de carbono para diferentes producciones en Argentina

El país tiene una huella de carbono un 61% inferior al promedio mundial. Especialistas mostraron resultados sobre la temática en el último Congreso Internacional del Maíz, al tiempo que señalaron como es posible seguir mejorando y beneficiando a las producciones de valor agregado

 

Bajo el título “Huella de carbono: medalla de oro argentina”, se llevó adelante en el marco del Congreso un panel con diferentes profesionales, que expusieron resultados alentadores sobre el tema para el país.

Con Matías Mensa como moderador, disertaron Pablo Leguizamón, ingeniero industrial y líder de operaciones comerciales de carbono de Bayer; Rodolfo Bongiovani, investigador de INTA; Leticia Tuninetti, ingeniera industrial especialista en ingeniería ambiental de INTI; y Sabine Papendieck, Licenciada en ciencias políticas, coordinadora general del PACN (Programa Argentino de Carbono Neutro).

Rodolfo Bongiovani comenzó por analizar los datos brindados por RETA, que contempla 16 zonas productoras con niveles tecnológicos bajo, promedio y alto, desde el sur de la Provincia de Buenos Aires hasta el norte: “Hoy registramos 0,178 kilos de dióxido de carbono equivalente. El maíz tiene fotosíntesis y secuestra carbono, sí, pero hay cuestiones vinculadas al suelo y al clima que no permiten que su huella de carbono sea cero”.

A ello agregó: “Los factores son, en un 35% la fertilización nitrogenada y en un 23% la producción de fertilizantes. Además, hay un 20% de residuos de cosecha, un 11% de combustibles labores, un 9% de producción de herbicidas y un 2% de producción de semillas. El punto crítico a trabajar es el de los fertilizantes y hay alternativas”.

Para contextualizar, el investigador de INTA contrastó los datos argentinos con los de otros países. Según información brindada por Nemecek, autor líder de bases de datos vinculadas a la materia, Argentina tiene una huella de carbono un 61% inferior al promedio mundial. En detalle, un 52% menor a la de China y Tailandia; un 66% inferior a la de España; un 27% por debajo de Canadá y Estados Unidos; y también un 52% debajo de la de Brasil.

Por su parte, Leticia Turinetti profundizó en cómo un maíz con baja huella de carbono influye positivamente en la producción de carne bovina: “Es trascendental por el tipo de alimentación, el engorde del animal, su peso y la calidad de faena”.

La especialista en ingeniería ambiental de INTI brindó datos estadísticos para enmarcar la buena posición argentina. “CEPA analizó el impacto ambiental en un kilo de carne de pollo. La huella de carbono fue de 1,50 kilos de huella de carbono por cada kilo de pollo. En la comparación, tendríamos otra medalla de oro. En Reino Unido es 6,6; en Italia es 5,5 y en Irán es 5,3, por ejemplo”, argumentó.

Herramientas para reducir emisiones
Sabine Papendieck, como coordinadora general del Programa Argentino de Carbono Neutro, explicó que en Argentina los productos se producen de una manera diferente a cómo se hace en otros países. “Es por eso que necesitamos estrategias personalizadas, pensadas estratégicamente. Buscamos generar herramientas amables y de fácil uso”, indicó.

La licenciada en ciencias políticas agregó una mirada optimista: “Tenemos mesas sectoriales: maíz y sorgo, lácteos, porcinos, oleaginosa, entre otras. Las empresas hacen el esfuerzo al solicitar las herramientas, probarlas y, juntos, mejorarlas. Reducir el impacto ambiental es el objetivo y las compañías están dispuestas a trabajar en eso”.

Pablo Leguizamón es líder de operaciones comerciales de carbono de Bayer y resaltó cuáles son las estrategias que la firma lleva adelante para afrontar sus tres desafíos principales: producir más con menos, restaurar la naturaleza y escalar la agricultura regenerativa.

El ingeniero industrial destacó que “PRO Carbono es una iniciativa de Bayer para trabajar junto al productor en un sistema más sustentable y rentable. La sequía, la chicharrita y otras adversidades nos plantean desafíos para seguir en el camino de la reducción de emisiones”.

Finalmente, el representante de Bayer señaló que “El PRO Carbono es una solución para abordar los desafíos de la cadena de suministro hacia la descarbonización. En el paso a paso desde el productor hasta la industria, se puede mejorar cada proceso. Se reconoce también el esfuerzo de los productores que miden su huella de carbono y adoptan una agricultura sustentable relacionada con la preservación de áreas nativas”.

El girasol, ante una nueva amenaza en el inicio de campaña

El girasol, ante una nueva amenaza en el inicio de campaña

Una planta parasitaria que afecta el desarrollo del cultivo de girasol se detectó por primera vez en América, más precisamente en Bolivia. Desde el Senasa iniciaron acciones para prevenir su ingreso al país. Alertan por su fácil dispersión.

 

Desde el Senasa se iniciaron las pertinentes acciones de prevención para evitar el ingreso al territorio argentino de la maleza Orobanche cumana, que recientemente se detectó en plantas de girasol en Bolivia y que, por su fácil dispersión, podría ingresar al país si no se tienen los cuidados apropiados.

Según explicó Melisa Nedilskyj, del área protección vegetal del organismo, “esta maleza es la primera vez que se presenta en América y es de tipo parasitante, ya que no produce fotosíntesis, y afecta específicamente al girasol”.

Desde el organismo sanitario informaron que tanto desde el ámbito público como desde el privado se están aunando esfuerzos, con el objetivo de definir estrategias articuladas para trazar una red de vigilancia para la detección temprana y control de la plaga, en caso de una eventual incursión de la misma.

“La principal vía de dispersión es su semilla, contaminando al girasol o los elementos que se utilizan en su producción”, precisó Nedilskyj.

Orobanche cumana es una planta parásita que se alimenta a expensas del agua y los nutrientes que extrae del girasol, provocando que éste detenga su crecimiento, pudiendo incluso provocar su muerte.

Orobanche cumana, la planta parasitaria de girasoles que ya esté presente en Bolivia

Sus diminutas semillas pueden dispersarse por el viento, agua, animales o el hombre e incluso pueden adherirse a la superficie de maquinarias, herramientas y vestimentas, por lo que representa un gran riesgo para la producción de girasol.

En Argentina Orobanche es considerada una plaga ausente, de importancia cuarentenaria, por lo que puede causar daños económicos muy importantes. Es por ello que el organismo sanitario establece requisitos fitosanitarios específicos para el ingreso de semillas de países donde está presente.

¿Cómo identificarla?
“Se puede identificar a campo con monitoreo visual, ya que se aprecian sobre la base de la planta, como una especie de espárrago», señaló Mario De Gracia, especialista del Senasa. Indicó además que “ante la ausencia de estos espárragos visibles, se pueden descalzar las plantas de girasol y observar sus raíces, para ver si está infestado las mismas”.

Evolución del cultivo en Argentina
Datos reportados sobre la actual campaña 2024/25 por parte de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indican que el progreso intersemanal de la siembra fue de 3 p.p. y ya cubre el 5,2% de las 1,85 MHa proyectadas. Además, se registra una demora respecto al promedio histórico de siembra de -10,6 puntos porcentuales.

Datos sobre la Orobanche cumana
Entre los más relevantes se destacan que mide aproximadamente entre 40 y 60 cm. Su tallo se parece a un espárrago que brota en la base de las plantas de girasol y florece al mismo tiempo que dicho cultivo.

Desde el Senasa vaticinaron por la necesidad de que los productores compren semillas certificadas por el Inase, lo que “resulta vital para evitar la dispersión de semillas afectadas por esta maleza”.