Generalmente, para su control se utilizan principalmente acaricidas químicos sintéticos, los cuales pueden generar resistencia y acumulación de residuos químicos en la producción. Atendiendo esta problemática, el INTA propone utilizar un método de control utilizando otros tratamientos.
El impacto de Rhipicephalus microplus sobre la producción ganadera implica pérdidas para el productor debido a efectos deletéreos como la reducción en la ganancia de peso en bovinos en desarrollo y disminución en la producción de leche, daños en los cueros, mortalidad, morbilidad y transmisión de hemopárasitos causantes de la babesiosis y anaplasmosis bovina. También las altas infestaciones con esta garrapata favorecen el desarrollo de miasis.
Para el control de R. microplus se utilizan principalmente acaricidas químicos sintéticos, cuyo uso intensivo puede originar problemas como el aumento de la resistencia a los medicamentos y la acumulación de residuos químicos en la carne o la leche.
Con el objetivo de paliar estos efectos derivados de la aplicación de químicos sintéticos, es posible utilizar métodos de control estratégico, los que se basan en la aplicación de no más de tres o cuatro tratamientos durante la temporada en que la población de garrapatas es menos numerosa y más vulnerable.
Por tal motivo, un equipo de investigadores coordinado por Santiago Nava, investigador del Instituto de Investigación de la Cadena Láctea (IDICAL, INTA-CONICET), en la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Rafaela del INTA -Santa Fe-, desarrolló un estudio para analizar los efectos a largo plazo de las aplicaciones estratégicas de acaricidas químicos en la infestación de R. microplus en bovinos en latitudes subtropicales.
De acuerdo con el reciente estudio publicado en la revista internacional Parasitology Research (https://link.springer.com/article/10.1007/s00436-021-07324-3), el control estratégico permite mantener un bajo nivel de infestación durante la mayor parte del año en los potreros utilizados por los bovinos tratados, siempre y cuando la población de garrapatas sea susceptible a las drogas aplicadas. Sin embargo, se debe tener en cuenta que estos métodos no son aplicables cuando el objetivo es la erradicación de este parásito.
“Estos esquemas se basan en la aplicación de tres o cuatro tratamientos anuales entre fines del invierno y fines de la primavera. Aunque el primer tratamiento puede diferirse desde finales del invierno a principios de la primavera y el tercer o cuarto tratamiento de finales de primavera al verano”, detalló Nava, acerca del estudio en el que también participaron los especialistas del INTA José Toffaletti, EEA el Colorado –Formosa-, Victoria Rossner, EEA Colonia Benítez –Chaco-, Nicolás Morel y Atilio Mangold, ambos de la EEA Rafaela –Santa Fe-.
Según Nava, todos los compuestos acaricidas disponibles comercialmente “pueden ser empleados para el control estratégico de R. microplus siempre y cuando la población de garrapatas sea susceptible a las drogas escogidas”, destacó y reconoció que debe evitarse aplicar “tratamientos sucesivos con drogas que tengan un mismo modo o sitio de acción”, a fin de evitar una presión de selección que pueda conducir al desarrollo de resistencia. En otras palabras, es crítica la alternancia de grupos químicos.
Con respecto a las evaluaciones previas existentes sobre la eficacia del control estratégico contra R. microplus aplicadas en Argentina, cabe destacar que comprenden un período temporal limitado, 10 meses, sin evaluar cómo las sucesivas aplicaciones del control estratégico en años consecutivos afectaron la abundancia de garrapatas del ganado o el desarrollo de resistencia.
En latitudes subtropicales del norte de la Argentina, la dinámica del nivel de infestación con R. microplus en bovinos se caracteriza por un aumento en la abundancia desde mediados o finales de la primavera hasta el otoño, para luego tener una marcada disminución durante el invierno y principios de la primavera.
Fuente: TodoAgro