El amoniaco se posiciona como un combustible alternativo al diésel para vehículos pesados, tras conocerse los resultados de las pruebas realizadas con un prototipo de tractor especialmente adaptado.
La batalla tecnológica por buscar alternativas al uso del diésel en los tractores agrícolas, y en general en los vehículos de media y alta potencia, vive un nuevo episodio. La norteamericana Amogy, fundada en 2020 y especializada en soluciones basadas en amoníaco para descarbonizar el transporte en aras de un futuro sostenible, anunció la demostración exitosa del primer tractor impulsado por amoníaco con ‘cero emisiones’.
De acuerdo con un comunicado de la propia compañía, la tecnología de conversión de amoníaco en energía altamente eficiente se integró con éxito en un tractor estándar de tamaño mediano. El experto Marcos Rupérez Cerqueda explica que se trata de una reconversion de un John Deere al que le han instalado tanques de amoniaco líquido a – 33°C que se crakea para producir hidrógeno in situ. Cracker es el proceso de romper una molécula con un catalizador y/o temperatura para extraer sus moléculas fundamentales. En este caso, entra NH3 y sale H2 y N2 que se ventea a la atmósfera. Posteriormente, el hidrógeno es utilizado en una pila de conbustible para generar electricidad que junto con una batería impulsa los motores eléctricos del tractor.
“Estamos encantados de demostrar por primera vez nuestra solución de energía de amoníaco sin emisiones en un tractor. El amoníaco es un combustible de cero emisiones apto para todos los vehículos pesados, pero especialmente para la agricultura, donde este producto químico fácilmente disponible se ha utilizado como fertilizante durante décadas”, explica el CEO de Amogy. Seonghoon Woo recuerda que “el amoníaco ofrece una alta densidad energética y existen muchas infraestructuras y métodos de almacenamiento en todo el mundo para respaldar esa transición”.
Rupérez se muestra sorprendido por la complejidad del vehículo, «ya que se suma el cracker de amoniaco a un ya de por si complejo vehículo de pila de combustible», detalla. «Y es un gran trabajo haber conseguido introducir todo en un tractor. Si bien es cierto que a nivel volumen los depósitos de H2 a presión ocuparían mucho más que los de amoniaco líquido, de ahí la selección de amoniaco por parte del fabricante».
El experto considera que «la versión de hidrógeno sería más eficiente, ya que se ahorraría una de las transformaciones energéticas necesarias en el vehículo y un equipo (el cracker)». «Además», prosigue, «hay que tener en cuenta que el amoniaco es corrosivo y el cracker tiene que funcionar perfectamente y no dejar residuos de amoniaco en el H2 porque podría degradar la pila de combustible (dependiendo de la que se utilice), por lo que intuyo que también llevará algún sistema de purificación del H2 para separar el N2 y el NH3 del flujo de H2. La gestión de los posibles rechazos de amoniaco puede ser peligrosa». Rupérez también advierte de que «en función del proceso de cracking de amoniaco podría generarse NOx contaminantes si se expulsa N2 o NH3 a altas temperaturas a la atmósfera».
En Amogy tienen claro que descarbonizar el sector del transporte supone un desafío en el viaje global hacia las emisiones netas cero, con pocas opciones alternativas de combustible y energía disponibles para los vehículos pesados. La compañía trabaja para acelerar la adopción del amoníaco como el combustible de próxima generación que reemplace a los motores diésel contaminantes en industrias más allá de la agrícola, como el transporte terrestre y marítimo.
Fuente: https://www.interempresas.net/