El asado es uno de los aromas preferidos por los argentinos

El asado es uno de los aromas preferidos por los argentinos

El asado está en el podio de los “perfumes” que más nos movilizan, junto con el olor a lluvia y el café. Por Adrian Bifaretti y Eugenia Brusca*.

 

Cuando nos preguntamos sobre cuál es nuestro aroma preferido, ponemos en marcha nuestro imaginario olfativo y un montón de vivencias y recuerdos invaden nuestros pensamientos, ¿pero cuál resulta ganador entre tantas sensaciones?

Se indagó sobre la predilección por distintos aromas y olores de los argentinos. El café, el olor a lluvia y el del asado se encuentran en el podio. En el listado de los aromas preferidos siguen en orden de importancia el olor de las flores, las milanesas y el chocolate. En último lugar, quizás con alguna sorpresa, aparecen el olor a mar, a pasto recién cortado, a tostadas y a leña.

Más allá de estos promedios, los aromas a asado y milanesas despiertan suspiros más profundos entre los hombres que las mujeres. Así, mientras que un 22% de los varones menciona al olor asado como el preferido solo un 8% de las mujeres lo hace. 

Más que interesante es el análisis generacional, ya que mientras el olor del ritual del asado fascina a la generación millennial (26 a 35 años), el olor de las milanesas (¿las milanesas de mamá o de la abuela?) moviliza sensorialmente a los centennials (16 a 25 años).

Cuando se indaga por la preferencia de olores entre distintas comidas, el asado le saca varios cuerpos de ventaja a otras opciones de carnes, como el pollo o pescado, e incluso hasta las pastas. Esto, al menos desde el punto de vista olfativo, deja bien en claro quién gana la batalla de los domingos. Mientras que un 45% de las respuestas mencionan como olor predilecto al asado, sólo un 6% se inclina por las pastas.

  

Respecto a la química de la carne, quizás muy pocos tengan en cuenta a la famosa “Reacción de Maillard”, que es la que tiene lugar en procesos de cocción cuando se expone al fuego a altas temperaturas a la carne. En este caso, acontecen importantes cambios a nivel molecular en el alimento y la compleja mezcla de moléculas hace que el asado se vuelva por ejemplo más sabroso y que se añadan más matices en la degustación de sus aromas y sabores. Algunos estudios demuestran por ejemplo, que el sabor de la carne lo forman hasta seiscientos componentes diferentes.

Si de cocinar asados se trata, la leña le gana al carbón. Mientras el 61% de los argentos piensan que se cocina mejor con leña, el 39% sostiene que el mejor asado se cocina con carbón.

Alguien está haciendo asado y tu nariz lo sabe…

 

Cuatro cortes ideales para el verano: cuadril, bife de chorizo, lomo y nalga

Cuatro cortes ideales para el verano: cuadril, bife de chorizo, lomo y nalga

Se pueden consumir fríos o calientes, son magros y aportan todos los nutrientes necesarios para una vida saludable.

 

Algunos cortes de carne vacuna son ideales para el verano por su ductilidad y salubridad, ya que como sostiene el médico Jorge Tartaglione (cardiólogo, ex Presidente de la Fundación Cardiológica Argentina) “la carne ocupa un espacio muy importante en la mesa de los argentinos y eso no deja de suceder en las vacaciones”.

Consultado , el especialista sostuvo que “la carne es un componente muy importante de la alimentación porque es fuente de muchos nutrientes, como proteínas de muy buena calidad, cinc, fósforo, cobre y vitaminas”.

“Además, dentro de las vitaminas la que se destaca y nosotros siempre lo resaltamos mucho, es la vitamina B12”, afirmó. Según el médico esta vitamina es muy importante en madres embarazadas y niños para “evitar trastornos neurológicos”.

“En verano es importante tratar de consumir carne con contenido magro porque, además, permite su reutilización y la posibilidad de consumirla en forma fría. Algunos cortes que recomendados son el lomo, cuadril (tapa, bifes o colita), el bife de chorizo y la nalga”, agregó.

En cuanto a la preparación, el médico aseguró que esos cortes presentan una gran ductilidad como para consumirlos al plato o en sándwich, fríos o calientes, en vinagretas u otras preparaciones similares que puedan consumirse a lo largo de todo el día. También se pueden preparar hamburguesas caseras con cortes magros.

Por otra parte, reconociendo que hay personas que prefieren los cortes con más cantidad de grasa, como el asado, el vacío o la entraña, el especialista recomendó prepararlos a la parrilla para propiciar que se desgrasen. Al respecto, el médico sostuvo que “nosotros sugerimos que la parrilla sea con canaleta y no caños redondos, porque en estos modelos la grasa cae sobre las brasas y puede llegar a generar toxinas”.

 

¿Cómo calcular las porciones?

 

Según Tartaglione, la mitad del plato debe estar compuesta por proteínas y la otra mitad por vegetales o frutas. “Para calcularlo más fácil, podés comerte un bife que sea el tamaño de la palma de la mano”, puntualizó.

“Nosotros preferimos recomendar cortes que tienen grasa extramuscular, como el bife de chorizo, en donde la grasa está ubicada en la parte exterior y puede ser quitada completamente”, dijo.

¿Cómo se comportan los herbicidas residuales en el suelo?

¿Cómo se comportan los herbicidas residuales en el suelo?

La REM de Aapresid lanza una publicación con todo lo que hay que saber para entender la dinámica de los herbicidas residuales en el suelo, maximizar sus ventajas y reducir los riesgos de su uso en sistemas de siembra directa.

Los herbicidas conocidos comúnmente como residuales deben su nombre a que sus residuos poseen actividad en el suelo durante un tiempo determinado. Dado que la mayoría se aplica antes de emerger las malezas, se los conoce también como preemergentes.

En los últimos tiempos, se ha incrementado el uso de herbicidas residuales principalmente debido a que permiten reducir en forma temprana la competencia de las malezas con los cultivos. El mayor uso de esta herramienta también está relacionado con la adopción masiva del sistema de siembra directa, la presencia de malezas de difícil control y el vencimiento de las patentes de ciertos activos que produjo el abaratamiento de sus costos, entre otros.

Según una encuesta realizada a productores socios de Aapresid, en la campaña 2021/22 entre un 85 y 95% de ellos utilizaron herbicidas preemergentes para el manejo de malezas en los cultivos de gruesa. Mientras que en cultivos de invierno (trigo y cebada), su uso fue algo menor, de casi un 70%. Los activos utilizados varían según cultivo, siendo los del grupo de los PSII y las cloroacetamidas los de mayor uso en maíz, los PPO para soja, los HPPD para girasol y cebada y los ALS para trigo.

Tiempo de permanencia y carry-over

La mayor persistencia de este tipo de herbicidas es una cualidad buscada para asegurar una mayor ventana de protección contra las malezas. Sin embargo, esta permanencia puede ser a veces un arma de doble filo, haciendo que los activos persistan  en el suelo en concentraciones que resultan fitotóxicas y perjudiciales para el cultivo siguiente. Este proceso, comúnmente llamado carry-over, fue muy común en los últimos años donde las precipitaciones poco abundantes agravaron el proceso.

Entre los productores a los cuales se les consultó sobre esta problemática, un 30% mencionó haber tenido sospecha de algún tipo de fitotoxicidad ocasionada por carry-over en la última campaña, y dentro de este porcentaje, el 40% señaló al grupo de los PPO como los herbicidas causantes.

¿Se están aplicando correctamente los residuales preemergentes?  

Conocer las características y el comportamiento que tienen los herbicidas en el suelo es clave para hacer un uso eficiente de estas herramientas y que no traigan complicaciones a la hora de plantear una rotación segura.

Es por eso que la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM) lanzó una publicación en conjunto con Francisco Bedmar (FCA UNMdP), Valeria Gianelli (FCA UNMdP, INTA EEA Balcarce) y Hernán Panaggio (INTA EEA Balcarce) titulada  “HERBICIDAS EN EL SUELO en sistemas de siembra directa”, que busca poner claridad sobre los aspectos claves a la hora de seleccionar uno u otro herbicida.  

El manejo de herbicidas implica mucho más que la simple elección del activo a utilizar para ciertas malezas y/o cultivo. Conocer las características propias de estas herramientas químicas y su comportamiento en el ambiente donde se van a utilizar, bajo una mirada integral y sistémica, es crucial para sacar el máximo provecho y reducir su impacto.