Córdoba, a la cabeza de los biocombustibles y la economía circular, gracias a la interacción público-privada.

Córdoba, a la cabeza de los biocombustibles y la economía circular, gracias a la interacción público-privada.

El impulso estatal a través de políticas activas, pero también, fundamentalmente, de un entorno que facilita la inversión privada, fue el factor destacado por los integrantes del panel “Biocombustibles: Córdoba, un caso de éxito”, que se desarrolló en el Congreso Maizar 2022, integrado por Víctor Accastello, subgerente general de ACA y presidente del Congreso, en rol de moderador; Manuel Ron, presidente de Bio4; Fabián López, ministro de Obras y Servicios Públicos de la provincia mediterránea, y Martín Gill, intendente de la ciudad cordobesa de Villa María.

“Córdoba es la primera provincia productora de maíz de la Argentina, pero el dato esencial no es ese: el gran potencial de Córdoba está en que tiene un ecosistema que es favorable para la inversión privada”, aseguró Manuel Ron, ingeniero agrónomo graduado en la UBA, radicado en la ciudad cordobesa de Río Cuarto y fundador y titular de Bio4, la primera planta de bioetanol de la Argentina, así como de Bioeléctrica, generadora de energía eléctrica a partir de fuentes renovables.

El empresario afirmó que “ese aire se respira todo el tiempo en Córdoba. Invertir en Córdoba, ganar plata en Córdoba, es algo que está bien visto, algo que la sociedad no castiga, y eso genera un círculo virtuoso, en el que los productores reinvertimos las utilidades”, añadió.

Bio4 nació en 2006, cuando un grupo de 28 productores agropecuarios decidieron asociarse para sumar valor agregado al maíz y transformarlo en bioetanol, alcohol etílico que se obtiene a partir de biomasa de origen vegetal (renovable), y en burlanda, un subproducto compuesto por proteínas, aceites, fibras, minerales, vitaminas y agua, de alto valor nutritivo. La producción comenzó en 2012.

“En Córdoba tenemos maíz en abundancia, emprendedores, conocimiento, universidades, electricidad y gasoductos en todo el territorio, conectividad, un vuelo diario a Río Cuarto, que es fundamental para que una ciudad del interior se desarrolle y atraiga inversiones”, enumeró Ron, y añadió la importancia de “un gobierno y un banco oficial que acompañan”. “Ese es el ecosistema que hace que en Córdoba florezcan proyectos todo el tiempo”, añadió.

Respecto de la demanda de biocombustibles en el país, recordó que actualmente las naftas tienen un 12% de bioetanol. “Desde la industria estamos pidiendo que ese corte se suba a, por lo menos, un 15%, y que haya un quinto surtidor que tenga un 85%”, manifestó. Y recordó que, recientemente, la administración de Juan Schiaretti anunció que la flota oficial de la provincia utilizará ese porcentaje.

“Cada litro de nafta que sustituimos con bioetanol reduce las emisiones de gases en un 75%, y cada punto en que se aumenta el corte equivale a una inversión nueva como una planta de Bio4 en el interior de la Argentina”, precisó el ejecutivo.

“Hicimos un proceso de economía circular, bajando la huella de carbono de la planta de bioetanol integrándola con la de biogás, y patentamos el proceso en Estados Unidos, donde hay 210 plantas de etanol de maíz”, reveló Ron. “La semana pasada hicimos un viaje para ofrecer a las empresas norteamericanas la posibilidad de bajar su huella de carbono. Hacer bioetanol con menor huella de carbono es algo que hoy los obsesiona, porque les permite acceder a mercados exigentes en ese sentido”, añadió. Y completó: “En 2007, la empresa hizo el primer viaje a Estados Unidos para comprar tecnología. Este año volvimos, pero para venderla”.

Martín Gill destacó la experiencia de Acabio, instalada en la ciudad de la que es intendente. La firma nació en 2014 y actualmente produce unos 270.000 m3 de etanol al año, con destino al corte de las naftas en el mercado interno y también para exportación. “Es una experiencia que nosotros permanentemente tratamos de compartir, porque resume en un emprendimiento los valores positivos para la Argentina presente y la que viene”, subrayó.

Señaló como uno de los factores facilitadores la cercanía de centros de formación, como la Universidad de Río Cuarto (UNR), la Universidad de Villa María (UNVM) y la Universidad Tecnológica (UTN).

Gill destacó la importancia que tuvo en el desarrollo del sector la Ley nacional de promoción de biocombustibles, impulsada en 2006 por Néstor Kirchner. Reconoció que, “el año pasado, hubo un momento crítico de debate” cuando se modificó esa norma, pero afirmó que en la reglamentación lograron estabilizarse algunos aspectos. Además, destacó que, a nivel internacional, “la guerra entre Rusia y Ucrania ha generado una oportunidad para el desarrollo del sector”.

Para el ministro de Obras y Servicios Públicos de la provincia, Fabián López, el de Córdoba “es un caso de éxito de la interacción público-privada”. El funcionario describió distintos pilares sobre los que se asienta esa afirmación, el primero de los cuales es que “el cambio climático existe”. “El desafío pasa por una transición/transformación planificada de nuestras economías, sustituyendo combustibles fósiles por energías renovables hacia nuevos paradigmas económicos, tecnológicos y sociales”. Esto, consideró, “lejos de ser una dificultad, es una oportunidad para crecer y para desarrollarnos”.

López apuntó que la solución de movilidad sustentable para disminuir los gases que generan el cambio climático está basada en los biocombustibles y no en la movilidad eléctrica, entre otras razones, por la inversión que demanda esta última alternativa, en un contexto en el que el 40% de la población está en situación de pobreza.

“Las acciones vinculadas con la reducción de gases de efecto invernadero en Córdoba pasan en buena medida por los biocombustibles y la bioeconomía”, destacó. Entre otras, citó las leyes provinciales N° 10721 (de Promoción y Uso de Biocombustibles y Bioenergía), N° 10604 (de Generación Distribuida con Fuentes Renovables); N° 10572 (de Promoción de Eficiencia Energética) y N° 10573 (de Agua Caliente Solar Térmica). Ademá, comentó un estudio del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) de la OEA sobre el potencial de la provincia para el desarrollo de biocombustibles y bioenergía, y concluyó: “El bioetanol y el biodiesel son eslabones que integran una cadena de economía circular, no son el objetivo definitivo”.

El PBI del maíz creció 145% en los últimos 6 años y genera 230.000 puestos de trabajo.

El PBI del maíz creció 145% en los últimos 6 años y genera 230.000 puestos de trabajo.

El desempeño de la cadena del maíz, su aporte a la economía de la Argentina, el rol del maíz en los sistemas productivos y las principales fuentes de incertidumbre de cara a la nueva campaña 2022/23, fueron algunos de los temas centrales del panel “¿Qué está en juego? El aporte del maíz y los desafíos del nuevo ciclo productivo” del Congreso Maizar 2022. Fue moderado por Agustín Tejeda, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, y participaron Emilce Terré, economista jefe de la Bolsa de Comercio de Rosario; Paulina Lescano, analista de Mercados Agropecuarios, y Carolina Bondolich, directora de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA).

La eliminación de los derechos de exportación sobre el maíz en 2016 convirtió rápidamente a la Argentina en un país maicero. La cadena pasó de un PBI de 8.326 millones de dólares en la campaña 2015/2016 a uno de 20.397 millones en la 2021/22. Esto es, un crecimiento del 145%, que llevó su participación a un 3,6% del PBI argentino, precisó Agustín Tejeda, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Sin embargo, el maíz puede darle mucho más al país, con mayor agregación de valor, pero debe superar desafíos y estar atento a algunas alarmas, como el estancamiento del área desde la campaña 2018/19 y un panorama de incertidumbre local e internacional, agregó Tejeda.   

Emilce Terré confirmó la solidez del “boom del maíz” al precisar que el promedio anual de producción entre el quinquenio 2007/11 y el quinquenio 2017/21 aumentó 120%, con un crecimiento del 73% del área sembrada y del 14% de la productividad, y planteó la necesidad de seguir invirtiendo en desarrollos que mejoren los rendimientos. Es clave, dijo, acotar la brecha entre los campos que más y menos rinden, y aumentar la agregación de valor en general. 

Como referencia, precisó que más del 70% del maíz que exporta la Argentina sale en forma de grano, mientras que en Brasil y Estados Unidos (los otros dos grandes del mercado maicero mundial) las proporciones son de 38 y 16%, respectivamente. Brasil privilegia la transformación del grano en carne y Estados Unidos, en etanol, al que destina el 36% de su producción de maíz, contra solo el 3% del caso argentino.

El complejo del maíz, subrayó Terré, es ya el segundo exportador del país, detrás del oleaginoso, base más que suficiente para diversificar la matriz exportadora. La diversificación sí ocurrió en cuanto a los mercados de destino: hoy, el 28% se dirige al sudeste asiático; el 21% a países de América Latina, y el 16% al Norte de África, entre otros. 

Para dar un segundo salto maicero, Terré marcó una serie de cuestiones para resolver, desde mejorar los rindes y cerrar la brecha técnica mediante adopción de nuevas tecnologías; mejoramiento de la infraestructura, desde la adopción de sistemas multimodales hasta mejoras viales, acceso ferroviario y transporte por barcazas; sanción de la ley de promoción agroindustrial; mayor producción local de fertilizantes (no tener provisión suficiente, advirtió, podría restar hasta 5 millones de toneladas de producción); fomento al bioetanol, y achicar algunos problemas macroeconómicos, como inflación, volatilidad, brecha cambiaria, retenciones y límites a la exportación.

Carolina Bondolich presentó un detallado estudio sobre 20 cadenas agroindustriales, incluida la del maíz, de cuyos ingresos el Estado se queda con 54,7%, mediante una cascada de impuestos nacionales, provinciales y municipales. De ellos, explicó, las retenciones atacan el federalismo en tres sentidos: 1) el grueso no se coparticipa, 2) reduce la masa de impuestos que sí se coparticipan y 3) se aplica sobre producciones de arraigo regional. 

En cuanto al empleo, las 20 cadenas agroindustriales generan 3,7 millones de puestos de trabajo, 24% del empleo privado argentino, incluyendo trabajo registrado, no registrado y no asalariado y abarcando desde la producción de insumos hasta el transporte de mercadería. La principal cadena en términos de empleo es la bovina (437.000 empleos, 11,7% del empleo de las 20 cadenas) y la quinta es la maicera, que entre maíz propio, molienda, alimentos balanceados y alcohol para consumo humano genera 6% del empleo de las 20 cadenas, sin contar su participación en otras cadenas que abrevan en parte en el maíz, como la láctea, la aviar y la porcina. Si se las incluye, “el gran maíz”, como llamó a la cadena ampliada, genera 676.000 empleos, de los cuales el 41% se localiza en la etapa primaria, 28% en el transporte y logística, 15% en la comercialización, 8% en industria y otro 8% en producción de insumos. Por eso, Bondolich instó a los jugadores de la cadena a reivindicar su aporte. El trabajo, enfatizó, dignifica y hace autosuficientes a las personas, eleva su autoestima, creatividad y espíritu crítico, y expande el conocimiento y la empatía sociales. 

Paulina Lescano destacó que, como toda producción “a cielo abierto”, la agropecuaria siempre está en riesgo. En cuanto a precios y mercado, exhibió gráficos que muestran la histórica volatilidad del precio del maíz tanto en Chicago como en el mercado local y explicó lo bruscos que pueden ser los cambios de tendencia. Según la analista, el maíz está en buenos niveles históricos, pero no se puede descartar la posibilidad de nuevos máximos o de bajas en función de cuatro factores: Covid, tasas de interés internacionales, crisis energética y guerra en Ucrania. 

La pandemia, a partir de las vacunas, parece controlada, pero Lescano advirtió el riesgo de que, en caso de rebrote en China, por su política de “Covid 0”, el país vuelva a los confinamientos masivos, como cuando cerró Shanghai. En cuanto a las tasas de interés, casi todos los bancos centrales del mundo las están subiendo para bajar niveles de inflación récord en 30 o 40 años (aunque de una escala muy inferior a la argentina). Lescano destacó la meta de las autoridades monetarias de Estados Unidos de reducir la inflación de poco más del 8% anual a 2%. El aumento de tasas en pos de ese objetivo fortalece el dólar y le pone presión bajista al precios de los granos, aunque por ahora el maíz, a diferencia del trigo, exhibe resistencia, siempre en un contexto de incertidumbre mundial. 

La crisis energética y la guerra en Ucrania, con su efecto sobre el precio de los combustibles y los fertilizantes y sobre los balances granarios mundiales, ya fue incorporada a los cálculos de los mercados, dijo Lescano, aunque sigue siendo un desastre humanitario en términos de “seguridad alimentaria”. 

El factor que más puede hacer que los precios bajen, indicó, es el aumento de las tasas para controlar la inflación, por la suba del dólar, ya en sus máximos desde 2004. Otros factores serían una reducción adicional del crecimiento chino, que de tasas de entre 8 y 9% anual apunta a un 4,5% este año, y la safrinha en Brasil, que consultoras de ese país ya estiman en 85 millones de toneladas, mayormente para consumo doméstico. Y nunca está ausente, claro, el riesgo local: más retenciones o cierre de registros, pues los volúmenes de exportación ya casi tocan los topes de “equilibrio”. 

Los precios siguen siendo buenos, pero el mundo es complejo. Para el productor, capturar valor es importante, pero, concluyó la analista, puede hacerlo con herramientas disponibles en el Matba/Rofex, y aconsejó a los productores dedicar al menos una hora semanal a plantearse un mínimo de tres escenarios (bueno, intermedio, malo) y obrar en consecuencia. Es mejor, señaló, que cruzar los dedos. 

A modo de resumen, Tejeda marcó tres cuestiones: la Argentina se ha convertido en un país maicero, un cultivo federal con gran potencial de crecimiento y de encadenamiento y agregación de valor mediante bioproductos y bienes y servicios que mejoran su impacto económico y ambiental; en un mercado volátil, los productores deben estar siempre atentos a las señales de precios del maíz y los insumos, dadas las altas inversiones que requiere el cultivo, y es clave generar una agenda público-privado que potencie la inversión y políticas de gestión del riesgo tranqueras adentro y tranqueras afuera.

Agricultura digital: desde conectividad donde no hay, hasta soluciones integradas, gemelos digitales e incubadoras.

Agricultura digital: desde conectividad donde no hay, hasta soluciones integradas, gemelos digitales e incubadoras.

Partiendo de que no hay transformación digital sin conectividad, algo que afecta al 40% de los parajes rurales del país, el panel “¿Qué puede aportar la agricultura digital a los nuevos sistemas productivos del agro?” del Congreso Maizar 2022 presentó iniciativas que plantean soluciones y mejoras para la producción. El panel fue moderado por Federico Bert, consultor del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), y expusieron Gabriel Tinghitella, director del Programa BID Lab de CREA; Nahuel Peralta, gerente ejecutivo de Maíz y Sorgo de Bayer Cono Sur; Esteban Tronfi, fundador de Ravit Agro, y Néstor Di Leo, profesor de Agronomía de Precisión de la UNR y la UNVM, y asesor de AgTech Alvis.

Los principales cambios en la producción agropecuaria vendrán de la mano de la transformación digital, que permitirá enfrentar múltiples desafíos. Pero no todo será color de rosa: basta mirar otras industrias para advertir el impacto que tendrá, por ejemplo, en materia de recursos humanos. La proyección pertenece a Federico Bert, consultor del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), que moderó el panel “El aporte de la agricultura digital a los nuevos sistemas productivos” del Congreso Maizar 2022, con el foco puesto en mostrar distintas experiencias de innovación agropecuaria desarrolladas por empresas y entidades.

Para Bert, la transformación digital es incipiente –entre otras razones, por la falta de conectividad en algunos sectores–, “pero inevitable e inminente”, y es preciso tener una mirada “equilibrada” para que ocurra de manera dinámica y tenga el menor impacto negativo posible.

En materia de acceso, Néstor Di Leo, profesor de Agronomía de Precisión de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNR) y de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) y asesor de AgTech de Alvis, lamentó “cuántas situaciones prácticas productivas no podemos aprovechar en el campo por falta de conectividad”, y recordó que este recurso fundamental no está vinculado solo a la producción, ya que todas las personas que viven en el campo requieren de conectividad para su vida.

El especialista distinguió entre el servicio de banda estrecha, para la denominada “internet de las cosas”, y el de banda ancha, para usos más críticos. Y citó estudios que grafican la dimensión del déficit de conectividad, como uno que arroja que el 40% de los parajes rurales no tiene servicio. Como causas, citó el posible desinterés de grandes compañías de telecomunicaciones en brindar el servicio en algunas regiones, y también el alto costo de las tecnologías alternativas, como la satelital.

Di Leo describió entonces la propuesta de la empresa de telecomunicaciones Alvis. La firma, que opera en la banda de frecuencia de 450 MHz, ofrece tanto banda ancha 4G, como banda estrecha NB IoT (sigla en inglés de “Red del Internet de Cosas”), a través de un equipo que genera wifi local para artefactos cercanos. Y recordó los múltiples usos que permite este recurso, como, entre otros, trazabilidad y monitoreo de seguridad. Bert agregó que “sin conectividad, no hay transformación digital”.

Posteriormente, Nahuel Peralta, gerente ejecutivo de Maíz y Sorgo de Bayer Cono Sur, expuso sobre la experiencia de aplicación de soluciones integradas para maximizar la productividad y la sustentabilidad.

En primer lugar, señaló que es preciso comprender las necesidades de los agricultores y, a partir de ello, conectar con soluciones. En ese sentido, precisó que en más de 1.200 ensayos de maíz las recomendaciones de fertilización en la planta fueron prioridad para los productores. Los ensayos en lotes comerciales, contó, posibilitaron comparar estrategias en materia de densidad y de uso de nitrógeno, que puede monitorearse a través de herramientas digitales, para convertir un diagnóstico en una recomendación “sencilla, dinámica y fácil de aplicar”. “Estas experiencias nos permitieron tener una base de datos muy grande, con un aporte estadístico muy robusto, asociado a modelos de aprendizaje automático”, explicó. Y precisó que las herramientas digitales permiten que tanto los datos de gabinete, como los de campo, estén conectados. “Como trabajamos día a día con los productores, podemos retroalimentarnos con los comentarios que nos hacen llegar para hacer más simple la parte operativa de implementación de este tipo de soluciones”, reveló.

Para solicitar esas soluciones, dijo Peralta, solo se precisa del apoyo de un teléfono inteligente, que posibilita combinar imágenes satelitales con algoritmos, así como realizar testeos y acumular aprendizaje en términos de caracterización ambiental y de ajustes de densidad y de nitrógeno. Finalmente, aseveró que, de acuerdo con lo experimentado en más de 200 lotes (que abarcaban 16.000 hectáreas), fueron el rendimiento y el costo los factores que motivaron a los productores a sumarse al programa.

Por su parte, Esteban Tronfi presentó el caso de Ravit Agro (sigla de Red Agropecuaria de Vigilancia Tecnológica). “En Ravit nos dedicamos a hacer ‘gemelos digitales de la realidad’”, sintetizó. Y definió este concepto como “hacer representaciones computacionales de la realidad, llevar un mundo físico a un mundo de computadoras”. Detalló que estos modelos tienen dos componentes clave: “El primero es representar esa realidad, describirla; y el segundo, modelizar los procesos que gobiernan esa realidad”. En otros términos, un gemelo digital es un modelo de simulación de una realidad actualizada permanentemente. “Esa es la diferencia con los antiguos modelos de simulación”, remarcó.

Ravit ya cuenta con un prototipo de un gemelo digital para producción de maíz en una zona de la región centro-norte de Córdoba, donde comenzó la iniciativa. “Cumplimos los dos requisitos: primero, hipersensorizamos 50 lotes de maíz durante tres campañas y esa fue nuestra creación del ambiente de datos ricos que nos permitió describir la realidad”, contó. Como segundo paso, dijo, “desempolvamos el concepto de sistemas expertos y digitalizamos la forma de razonar, de entender el cultivo de maíz”.

La simulación permite ver los resultados antes de experimentar y tomar decisiones, con el consecuente ahorro. La ambición es llevar el concepto de “gemelos digitales” a todo el país, pero, señaló, lo más costoso de este proceso sería crear el ambiente de datos ricos, es decir, “describir la realidad”. Para resolverlo, la estrategia es recolectar la información en forma colaborativa. “Los productores que conforman la red funcionan como antenas de conocimiento que lo transmiten al resto de los agricultores”, explicó.

A su turno, Gabriel Tinghitella, director del Programa BID Lab de CREA, informó que el área tiene cuatro grandes espacios de trabajo: startups, innovación y conocimiento, capacitación y nuevos proyectos. En el de startups trabajan con un modelo de innovación abierta, es decir, con la introducción de cambios a partir de fuentes externas a la organización. “Estamos trabajando mucho con emprendedores que traen proyectos para el agro”, contó. Y señaló que hay acciones en las distintas etapas que se suceden desde que un emprendedor se pone en contacto con un problema hasta que una empresa lo difunde y escala con un proyecto comercial maduro. Estas fases son: la creación y el desarrollo de prototipos (propuestos por estudiantes de diseño industrial), la incubación (programa que ya tiene ocho ediciones), el testeo y la validación (realizada en campo, gracias al contacto con productores) y la difusión y el escalamiento (mediante la vinculación con potenciales usuarios o inversores, dentro y fuera del país).

En materia de generación de conocimiento, Tinghitella afirmó que para CREA es clave que este se desarrolle tanto desde la oferta, como desde la demanda. Es decir, desde los desarrolladores de tecnología, como desde los demandantes de tecnología, “para entender bien qué es lo que necesita cada uno y hacer que las acciones que ejecutemos sean lo más eficientes y eficaces posibles”, explicó.

Agregó que también se ofrece capacitación, para que los productores puedan entender las particularidades de nuevas soluciones y la generación de ámbitos que propicien el desarrollo de iniciativas, como, por caso, grupos de startups, en su mayoría incubadas por CREA.