Lo que vivimos en el invierno de 2023 estaba pronosticado por el Servicio Meteorológico Nacional, un invierno cálido con condiciones de humedad de transición a Niño. Con el diario del lunes es fácil decir ‘cómo no la vimos’”, reveló. “La buena noticia es que, de cara a la nueva campaña, el primer trimestre de invierno va a ser mucho más frío que el de 2023«. El frío que se espera en la provincia de Buenos Aires, en Entre Ríos, en el sur de Santa Fe, es un buen augurio para la zona núcleo maicera. “Debería contribuir a bajar la población, junto con el manejo integrado que proponemos. Diferente va a ser en el NOA, que seguiría estando más caliente que otras, y por eso las herramientas de mitigación van a tener que ser otras”, distinguió.
Mahuad asoció también las fechas de siembra con un circuito integrado y de migración del vector. “Al observar el mapa de 2023, si lo llevamos a las fechas de siembra, vemos que a medida que termina la cosecha en el norte del país, se empieza a sembrar en algunas regiones más al sur, sobre todo en las que se produce maíz para tambo o maíz dulce para consumo interno, lo que genera los puentes verdes”. A eso se le sumaron el año pasado las condiciones climáticas, explicó, no sólo de temperaturas excesivas, sino también de vientos del Norte, que favorecieron la migración de la chicharrita hacia el sur de la zona subtropical.
Para Mahuad, observando esas capas de información (la temperatura, la dinámica de la plaga y las enfermedades y las fechas de siembra), “vamos a entender cómo prevenir el patosistema», aseveró. “Terminó la cosecha del maíz tardío de la zona núcleo y volvió a sembrarse la zona del NOA, y esto llevó a esos niveles altísimos de presión, con el triple de chicharritas que solía haber. “Pensemos ese circuito, cómo vamos a trabajar esta campaña para evitar que se repita”, señaló.
Para la fitopatóloga, “hay que volver a hacer agronomía, volver a pensar qué principios activos, qué fechas de siembra, pensar en el vecino antes de tomar decisiones, para ir disminuyendo la población del vector y reducir el riesgo de la enfermedad”.
“Estamos con mucha más información y más tranquilidad, nos va a ayudar”; dijo Astini. “Tenemos que entender la problemática en cada zona para saber cuál es la batalla que tenemos que dar como comunidad los que estamos en la cadena del maíz”. En este sentido, dijo que en Brasil, la captura de chicharritas está muy por debajo del norte de Argentina: todos los actores hicieron lo que tenían que hacer: se controlaron los maíces guachos, se hicieron aplicaciones, y demás”.
“¿Qué tenemos que hacer desde ahora, que cosechamos el maíz, y planificar la próxima campaña?”, se preguntó Mahuad. Recordó que se está armando el monitoreo a nivel nacional desde las instituciones públicas y privadas para entender la dinámica del patosistema.
Por último, los especialistas presentaron las principales recomendaciones de buenas prácticas para el manejo del complejo, a las que arribaron por consenso a partir de todo lo aprendido.
En los lotes en barbecho, la recomendación es enfocarse en la eliminación de todo el maíz guacho (o triguero, o voluntario) para que el Dalbulus no se pueda alimentar. Y también mantenerlo libre de cualquier maleza. Monitorear y, en caso de encontrar presencia en maíz guacho, aplicar los productos que se aprobaron para su control, siempre contactando al agrónomo de referencia.
Para la siembra, se recomienda el uso de semilla certificada. Se está trabajando en el registro de insecticidas en el tratamiento de semillas, hubo aprobaciones, se están planificando estrategias de tratamiento doble en las semillas para asegurar el periodo de emergencia, explicó. Aunque es difícil, hay que tratar de reducir la ventana de siembra al máximo, hablarlo en los consorcios de productores para sembrar lo más cercano posible. “La chicharrita es inteligente, evolucionó con el maíz, cada etapa biológica (ninfa, adolescente, adulta) tiene un rol. La nutrición balanceada es clave a partir del análisis del suelo. Y los semilleros pudimos evaluar la debilidad o no de nuestros híbridos y ya tenemos información para brindar”.
Durante el cultivo, en estado vegetativo se debe monitorear la presencia del vector, trabajar con un umbral de control y, ante su presencia, rotar principios activos, para evitar la resistencia. Para los técnicos, resulta fundamental la calidad de la aplicación, además del uso adecuado de dosis.
Finalmente, en postcosecha, la sugerencia es aplicar herbicidas residuales, para evitar el maíz voluntario, y rotar los cultivos evitando siembras sucesivas de gramíneas.
Todo esto, recordando la regionalización: por caso, en Balcarce, el control del maíz guacho debería ser a la salida de la primavera; pero más al norte, donde la frecuencia de heladas deja de ser el control primario durante el invierno, debería haber más compromiso en el manejo de voluntarias, que es una de las grandes llaves para destrabar este problema, explicaron.
“La chicharrita nos está obligando a ponernos de acuerdo, generar información, trabajar en conjunto para mitigar los riesgos”, concordaron.