Estados Unidos incrementará la producción de aceite vegetal hidrotratado (HVO por sus siglas en inglés). Para la producción del HVO se demanda, entre otros insumos, aceite de soja, por lo que se aumentará la industrialización de la oleaginosa y, consecuentemente, se incrementarán los saldos exportables norteamericanos de harina. En este escenario, el liderazgo de Argentina en las exportaciones mundiales de harina de soja podría enfrentar un escenario desafiante. Este producto representa el 14% de las divisas que ingresan al país, siendo el principal bien exportado.
Contexto internacional de la harina de soja
A nivel internacional, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos en su último informe correspondiente al mes de septiembre, proyectó un valor récord para la producción de harina de soja de 272 millones de toneladas para la campaña 2024/25. Este incremento estaría explicado en mayor parte por el aumento en la producción estadounidense (6%) y argentina (13%), respecto al ciclo anterior.
Por su parte, el consumo mundial se incrementaría en menor medida que la producción, generando un exceso de oferta en el mercado global que provocaría presiones bajistas sobre el precio. Este escenario impactaría sobre la economía argentina, dado que la harina de soja es el principal producto exportable del país, y, en consecuencia, el principal generador de divisas, con una participación promedio del 14% en el total de los ingresos generados por las exportaciones en los últimos diez años.
Si consideramos el primer semestre del 2024, el 55% del total de las exportaciones argentinas estuvieron explicadas por la harina de soja (14%), maíz en grano (10%), aceite de petróleo (7%), aceite de soja (6%), vehículos automóviles para transporte de mercancías (5%), trigo en grano (4%), porotos de soja (3%), oro para uso no monetario (3%) y carne bovina (2%), mientras que, el resto de otros productos, componen el total.
Biodiesel HVO: un nuevo desafío para Argentina
El desarrollo del aceite vegetal hidrotratado (HVO) o también llamado diésel renovable en los Estados Unidos, indirectamente amenazaría al principal producto exportable argentino. Esta manufactura no necesita ser mezclado con un combustible y, por lo tanto, genera menor cantidad gases de efecto invernadero (GEI) que el combustible fósil.
En la producción estadounidense de HVO los principales insumos utilizados son el aceite de soja, el aceite de cocina usado (ACU), y sebos no comestibles. El primer insumo se obtiene de la industria interna, mientras que el ACU se importa principalmente desde China. Así, el crushing estadounidense sería record dado el crecimiento en la producción de HVO lo que implicaría una mayor producción de harina de soja, generando excesos en el mercado internacional.
Realizando una breve comparación con el biodiesel convencional, el proceso de obtención es diferente ya que se trata de hidrotratamiento, donde se somete al aceite a una alta temperatura y presión de hidrógeno mientras que en la transesterificación consiste en reacción que se produce entre un aceite vegetal y un alcohol (usualmente metanol) donde interviene un catalizador para acelerar el proceso, y cuyo principal subproducto es la glicerina.
La particularidad de este biocombustible es que, a diferencia del biodiesel que puede ser mezclado con gasoil hasta determinado porcentaje, el HVO se puede utilizar como reemplazo directo debido a que cumple con especificaciones de calidad similares a las del diésel. Finalmente, respecto a los usos, si bien se puede utilizar indistintamente para uno u otro sector, se relaciona el uso de biodiesel para el transporte terrestre, mientras que el HVO para transporte aéreo, por ejemplo, el combustible sostenible de aviación (SAF por sus siglas en inglés).
Este sector está en auge Estados Unidos dado el apoyo de políticas públicas a través de los subsidios llamados RIN (Renewable Identification Numbers) destinados a hacer competitivo el precio de venta, con el objetivo de disminuir las emisiones de carbono.
Según EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos), la combustión de combustibles fósiles como la gasolina y el diésel para transportar personas y mercancías fue la fuente de emisiones de dióxido de carbono más grande en el año 2017, aproximadamente el 34% del total. A raíz de eso, se están realizando adaptaciones de refinerías de petróleo a plantas de HVO por lo que la capacidad productiva se viene incrementando significativamente desde el 2021, año en que comenzó a producirse. Mientras que, el biodiesel ha ido disminuyendo su capacidad productiva, es decir, puede verse un traslado desde un sector hacia otro en materia de biocombustibles, ya que presenta la ventaja de que el primero puede alimentar motores con concentraciones casi del 100%, mientras que los combustibles fósiles llegan a mezclarse hasta un 30% con biodiésel.
En un análisis del International Energy Agency (IEA) se muestra la evolución de la demanda de combustibles comprendidos en el año 2022 a 2024 para los principales países productores y algunos países emergentes. A priori, se puede observar una caída en la demanda de biodiesel y un aumento en la demanda de HVO, sobre todo por parte de Estados Unidos.
Con respecto a Unión Europea (UE), la demanda de ambos biocombustibles disminuiría (comparado con el del año 2021) en parte por una falta de acuerdo entre los distintos países que conforman la UE en cuanto a objetivos, sumado que los precios de los biocombustibles son mayores al de los combustibles fósiles por lo que el uso de los primeros implicaría mayores costos a los consumidores, a menos que se encuentren subsidiados. También se puede mencionar que las materias primas que se involucran en este proceso son importadas, por lo que ante la última sanción sobre la trazabilidad de los insumos (sobre todo los relacionados a la cadena de la soja) generan incertidumbre sobre el origen sostenible de las mismas y crea impedimentos al aumento de los requisitos de mezcla.
Implicancias para Argentina
La principal incertidumbre radica en que, si se utiliza aceite de soja como insumo para producir HVO, el subproducto de ese proceso será la harina de soja. Así, Estados Unidos, que es quien lleva la delantera en la generación de este biocombustible, tendrá un exceso de harina que al colocarla en el mercado mundial podría generar un impacto negativo en el precio de este producto. Como se mencionó con anterioridad, esta manufactura es la principal exportada por Argentina, con un 14% de participación en el total.
Otro aspecto interesante es que, desde el USDA no se proyectan incrementos en las importaciones de aceite de soja del país. No obstante, en los primeros ocho meses del 2024, Argentina le ha exportado a Estados Unidos en concepto de aceite de soja USD 39 millones, siendo que, la última exportación de este producto al país estadounidense se había realizado en el año 2018.
Dado el incremento en la proyección de harina de soja estadounidense se pondría en peligro el principal ingreso de la economía argentina. En la tabla N°1, puede verse los principales diez destinos de exportaciones de cada país, por los cual Argentina tendrá el desafío de mantener su lugar en el mercado para no perder ante el país estadounidense.
No debe perderse de vista que, el principal destino de exportación tanto de la harina de soja como del biodiesel es la Unión Europea. Por lo que, recordando que a partir del 1° de enero de 2025 entra en vigor la nueva reglamentación asegurando que los productos sean de libre deforestación, generando un impacto sobre el poroto de soja y sus derivados, como el aceite y la harina. Por el lado del biodiesel, queda excluido de momento con cumplir con dichos requisitos, aunque queda en agenda para la próxima revisión de la reglamentación.
Por lo cual, Argentina ante la amenaza de Estados Unidos, debería considerar dicha reglamentación como una nueva oportunidad para incrementar sus posiciones en el mercado de harina en los países destinos de la UE, ya que la mayor parte de su producción de soja cumple con los requisitos de la nueva reglamentación, generando una ventaja sobre países competidores.
Conclusiones
En un contexto donde las reglas están cambiando, Argentina debe analizar y actuar en consecuencia ya que su lugar como principal exportador mundial de harina de soja podría verse afectado. Y es que, el sector de producción de HVO viene creciendo a pasos agigantados, lo que podría llevar a que el incremento en la demanda de aceite de soja por parte de Estados Unidos exceda a la producción nacional, que conllevaría a cubrir ese exceso mediante importaciones que quedarían excluidas de los subsidios otorgados.
Por otro lado, el bajo contenido de aceite y alto stock de harina de soja estadounidense generaría una oportunidad para Argentina para incrementar las exportaciones de aceite de soja, y, por otro lado, se vería afectada por las presiones sobre el precio en harina al incrementarse la oferta
El nuevo desafío que tiene Argentina con cumplir la nueva reglamentación de productos libre de deforestación proveniente de la UE, podría ser utilizado como una oportunidad para incrementar las posiciones de exportaciones de harina de soja en los distintos países que conforman la UE, generando así una ventaja por encima de los demás competidores.