El orden de mezclado debe ir desde los productos más insolubles a los más solubles -primero sólidos, luego líquidos-, y de los más alcalinos a los más ácidos. “Por ejemplo, en mezclas con glifosato, al ser un fuerte acidificante, es importante agregarlo último para que el pH final del caldo esté más o menos dentro del rango de la gran mayoría de los principios activos”.
Un buen caldo, en su forma activa, debe ser transparente; de lo contrario es probable que se haya presentado algún tipo de incompatibilidad, como separación de fases, formación de espumas, aglutinamiento o precipitación de cristales. Si se realiza la aplicación en estas condiciones, estos precipitados van a quedar en los filtros disminuyendo la dosis de activo que llega al blanco.
De darse cuenta de la incompatibilidad, está la opción de usar recuperadores de calor que vuelven los productos a su forma molecular deseada para poder ser aplicados. En el caso que se prevea de antemano una alta probabilidad de incompatibilidad en la mezcla, se aconseja utilizar los recuperadores al inicio de la preparación.
3- Corregir el agua
Además de conocer los productos y de hacer las pruebas a escala, detectar la calidad del agua permite corregir parámetros y mejorar la penetración. Es importante que el análisis de agua, incluyendo turbidez, dureza y pH sea lo más reciente posible. Ya que la calidad del agua disponible varía con el momento del año y también la situación hídrica de la campaña.Por ejemplo en años de déficit hídrico las concentraciones de sales aumentan.
La turbidez del agua está relacionada con todo aquello, como materia orgánica, arcilla, limo y arena, que genera que la misma turbiedad marina. Una turbidez excesiva, provoca que los productos queden retenidos en las fracciones orgánicas. Ante la complejidad de tratar aguas turbias, lo que se recomienda de entrada es tomar este recurso de zonas lo más cristalinos posibles, evitar las tomas a cielo abierto y poner filtros en caso de que sea necesario.
Por otro lado, la dureza del agua está dada por su concentración de calcio y magnesio. Frente a aguas por arriba de 150 partes por millón de estos cationes, es más barato hacer una corrección que no hacerla.Aguas duras provocan que principios con carga negativa reaccionen a los citados minerales provocando que una parte de los fitosanitarios quede inactivada.
En cuanto al pH, es clave el uso de correctores de agua con buffer incorporado para mantener el parámetro en un rango seguro, de neutro a levemente ácido entre 5.5 a 7, para evitar problemas de incompatibilidad.