Fotos: Juan José Coronell – @juanjofotos12
Celebración histórica, para más de 200 mil personas que vibraron al ritmo de los consagrados y emergentes, en un festival maratónico, con el imponente marco que regalan las sierras de Córdoba.
En sus dos jornadas, el festival de rock más importante del interior del país, coronó la edición 2023 como la función suprema de su historia. Un mundo de gente se dio cita en el aeródromo de Santa María de Punilla, durante el sábado 18 y domingo 19 de febrero, para lo que fue sin lugar a dudas una celebración generacional, en virtud de un público marcado por el contraste respecto de edades y gustos musicales, dispuestos igualmente a vivir este magnífico show que se iguala a otros encuentros de carácter internacional.
En sus seis escenarios: Norte, Sur, Montaña, Paraguay, Boomerang y la Casita del Blues, desfilaron más de 100 bandas con las más diversas propuestas. Obviamente se destacaron nombres como Fito Páez, Ciro y Los Persas, Skay y Los Fakires, Estelares, Guasones, No Te Va Gustar, Airbag, LP, Trueno, Dillom, El Mató a un Policía Motorizado, Divididos, Catupecu Machu, Turf, Juanse, Babasónicos, Las Pelotas, La Vela Puerca, Las Pastillas del Abuelo y Juan Ingaramo, lo que obligaba un paso acelerado para ver en continuado los artistas favoritos, y allí debemos destacar que la distribución de los más renombrados en una amplia gama horaria dentro de la grilla fue todo un acierto.
Desde sus inicios allá por 2001 en la Plaza Próspero Molina, Cosquín Rock se inscribe como una de las expresiones culturales más relevantes dentro de la abultada agenda de festivales que se desarrollan en el país, en especial en la provincia de Córdoba durante la temporada estival. Claro exponente de todas las vertientes musicales, aunque preservando su esencia rockera, abre caminos para nuevas generaciones de artistas mientras acentúa el protagonismo de grandes nombres. Sobre tablas podemos ver el crecimiento del trap, donde el hip hop, el reggaetón y la cumbia se amalgaman, junto a las nuevas corrientes del pop, en un paralelismo con el rock clásico de las bandas históricas que siempre tuvieron una fuerte participación.
DIA 1
Los momentos destacados de la primera jornada fueron animados, entre otros, por Los Hermanos Morgan, Clara Cava y su pop eléctrico, la vuelta de la banda mendocina Usted Señálemelo tras una breve siesta, junto a Estelares y Guasones para congregar a los fieles un rato antes en el predio; llegó luego la mejor expresión del rock rioplatense de los últimos tiempos No Te Va Gustar, contrastando con el ritmo que propone la orquestal banda La Delio Valdez para bailar la cumbia, seguido del pogo al que incita Skay haciendo temblar el piedemonte, al mismo turno con la estadounidense LP, en una apuesta de altura que planteaba una difícil elección para el auditorio; para mencionar la presencia de La Chancha Muda, Ojos Locos, los mejicanos DLD, El Mató a un Policía Motorizado, Lila Downs, Conociendo Rusia, Trueno y Turf. La noche oscura trajo el rock a todo volumen de Catupecu Machu, Divididos, y un cierre con todo a cargo de Juanse junto a dos referentes del rock nacional como Celeste Carballo y León Gieco, quien puso en escena dos de sus perlas musicales. El fantasma de Canterville y Pensar en nada. Los clásicos dieron paso a los DJs Enrico Sangiuliano y Charlotte De Witte que clausuraban la primera sesión de este maravilloso espectáculo.
DIA 2
En la jornada final el sol intenso no detuvo a los fanáticos de bandas como El Vuelto, Jóvenes Pordioseros, Cruzando el Charco y El Plan de la Mariposa que abrían el escenario Norte, junto a Paz Carrara, Silvestre y La Naranja y Vetusta Morla desde el sur, sumados a Agustina Giovio y Manu Martínez del lado de la Montaña, en la antesala de una movilización total hacia el extremo sur del predio para ver a Fito Páez en Cosquín Rock, cuya presentación estuvo marcada por un deficiente sonido para tamaña convocatoria. Mientras tanto, Caras Extrañas, Cráneo y Lasser, Peces Raros y El Zar sonaban en los restantes escenarios. Con la caída del sol llegaban Las Pastillas del Abuelo, liderada por un Pity Fernández que con sus letras incita a vivir “hoy, intensamente”, en el show más convocante de su hora y muy celebrado por el público.
Los tablados vecinos recibían mientras tanto al dúo electrorrap Intendente, Ca7riel, Emmanuel Horvilleur, Bándalos Chinos y Airbag, que apareció en el Sur luego de Fito. Siendo casi las 21 la banda liderada por Andrés “Ciro” Martínez llevó al escenario de Punilla a la Orquesta Sinfónica de Villa María, junto a la cual recreó parte de sus éxitos, en una de las mejores ofrendas de este festival, animado por un entretenido contrapunto con sus seguidores anunciando que se venía “el último tema”, a pesar de que luego retornó para interpretar el Himno Nacional en un clásico solo de armónica.
Mientras tanto, en el escenario Montaña, Catalina García en Monsieur Periné invocaba la fuerza de las mujeres, Dillom arrastraba los suyos al palco Sur, Feli Colina al Boomerang y Sofía Gabanna al Paraguay. Sobre las 23 del domingo se plasmó la diversidad que propone este festival en los últimos tiempos, con La Vela Puerca arengando al pogo en el Norte, el pop refinado de Babasónicos en el Montaña, dando paso a Ca7riel y Paco Amoroso en el Sur haciendo gala del trap. Cosquín Rock despidió su edición número 23 con un contrapunto semejante al de Las Pelotas y Tiësto, luego de estremecer a los asistentes con la actuación de un peso pesado como Fito Páez, cuando el Valle de Punilla se preparaba para la puesta del sol.
Una vez más la música estuvo de gala, con una grilla que mezcló de manera excelente e inteligentemente diversos estilos, proyectando el encuentro hacia un futuro venturoso, promoviendo la renovación y el cambio conceptual, con la inclusión de nuevos talentos en lo musical, más la debida atención sobre las preferencias de los consumidores en todo lo que hace a servicios. Pero allí hay algunos grises que despertaron la crítica generalizada, debido a los precios abusivos, sobre todo de las bebidas, con una atención insuficiente a pesar de la buena voluntad de los trabajadores de turno. El transporte y las comunicaciones mostraron grandes fallas organizativas; escasa cartelería e indicaciones confusas impedían la fluidez en el movimiento de las masas, y provocaron congestiones insoportables. Un mañana que habrá que perfeccionar, más allá de lo musical.